Con el tiempo, conciliar el sueño puede volverse más complicado. A medida que envejecemos, nuestros patrones de sueño cambian, volviéndonos más sensibles a los ruidos y despertándonos con mayor frecuencia durante la noche. Sin embargo, con algunos ajustes en nuestra rutina, entorno y alimentación, es posible recuperar un sueño de calidad que nos permita sentirnos renovados al día siguiente.
Uno de los consejos más importantes para mantener una buena calidad de sueño es mantener una rutina consistente para dormir y despertar. Irse a la cama y levantarse a la misma hora todos los días ayuda a estabilizar el reloj biológico y favorece el descanso. Además, mantenerse activo durante el día es fundamental para cansar el cuerpo y favorecer un mejor descanso por la noche, incluso realizando actividades sencillas como caminar o hacer tareas domésticas.
Crear un ritual antes de dormir puede enviarle una señal al cerebro de que es momento de relajarse, como leer un libro, tomar un baño caliente o hacer estiramientos suaves. Es importante evitar las pantallas de teléfonos o televisores antes de dormir, ya que la luz azul que emiten puede interferir con la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño. Además, es recomendable limitar las siestas a no más de 30 minutos para evitar interferir con el sueño nocturno.
Lo que comemos y bebemos también juega un papel importante en la calidad de nuestro sueño. Se recomienda cenar algo ligero al menos tres horas antes de ir a la cama y evitar la cafeína después del almuerzo, ya que puede causar dificultades para conciliar el sueño por la noche. Por otro lado, tener un dormitorio cómodo y adecuado para dormir es esencial para un buen descanso, con la habitación oscura, silenciosa y a una temperatura agradable.
Si a pesar de seguir estos consejos no puedes dormir, es recomendable levantarse y hacer alguna actividad relajante en otra habitación, como leer o escuchar música tranquila, evitando tareas estimulantes. Este conjunto de recomendaciones puede ayudarte a mejorar la calidad de tu sueño y, por tanto, tu bienestar general. Aunque los cambios en el sueño son normales con la edad, con una rutina adecuada y un entorno propicio, es posible seguir disfrutando de noches de sueño reparador.