El bioanalista es un profesional del laboratorio clínico que se ha desarrollado como disciplina científica en los últimos 70 años. En República Dominicana, cada 9 de mayo se celebra el "Día Nacional del Bioanalista" en conmemoración de la fundación del Colegio Dominicano de Bioanalistas en 1969 por Mitsy Cabral de Nova y un grupo de colaboradoras. A lo largo de la historia de esta profesión en el país, se destaca la evolución de las ciencias médicas y el laboratorio clínico como herramienta fundamental en el diagnóstico, tratamiento y prevención de enfermedades.
En los primeros años, los bioanalistas eran principalmente químicos que buscaban sustancias curativas para enfermedades. Con el avance de la tecnología y los descubrimientos científicos, incluyendo la invención del microscopio en 1863, se abrieron nuevos horizontes para el laboratorio clínico. Antes de 1960, la práctica de estos profesionales estaba limitada a un reducido número de médicos y farmacéuticos. En República Dominicana, los primeros bioanalistas especializados en Francia fueron pioneros en la enseñanza de los fundamentos del laboratorio clínico.
En 1960, la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) creó la Escuela de Análisis Clínico, adscrita a la Facultad de Farmacia y Ciencias Químicas, con un plan de estudio de dos años para obtener el título de Técnico en Análisis Clínico. Posteriormente, en 1963 se añadió un año más de asignaturas básicas para mejorar la formación de la carrera. Las funciones del profesional bioanalista incluyen el diagnóstico por el laboratorio clínico-epidemiológico en áreas como Parasitología, Uroanálisis, Microbiología, Hematología, Banco de Sangre, Inmunología, Serología y Química clínica.
Además, se encargan de asesorar sobre los exámenes solicitados, demostrar habilidad en los procedimientos técnicos, mantener rangos de confiabilidad y seguridad, y controlar la calidad de los resultados. También deben dominar las técnicas de investigación, describir problemas de salud desde un enfoque investigativo y trabajar en equipos multidisciplinarios para brindar soluciones a los problemas de salud pública en el país y la región. Por último, los bioanalistas deben planificar, dirigir, organizar y controlar las actividades del laboratorio clínico epidemiológico, así como comunicarse eficazmente con el personal y las personas involucradas en su formación.