La bipartición hepática, un procedimiento quirúrgico en el que se divide el hígado de un donante cadáver para ser transplantado en dos receptores, es una opción cada vez más común en los trasplantes de hígado. Este proceso se basa en el amplio conocimiento de la anatomía funcional del hígado, específicamente en la segmentectomía de Couinaud, que ha permitido identificar los dos lóbulos (derecho e izquierdo) del hígado, cada uno con su propio sistema vasculobiliar. Esto hace posible dividir el hígado en dos hemihígados independientes que pueden ser implantados en dos receptores diferentes.
La subdivisión del hígado en cuatro sectores (posterior derecho, anterior derecho, medial izquierdo y lateral izquierdo) se realiza teniendo en cuenta la disposición de las venas suprahepáticas. Dibujando una línea horizontal en la bifurcación portal, se obtienen ocho segmentos que funcionarán como pequeños hígados independientes con sus respectivos pedículos bilioportales. Esta división anatómica del hígado es fundamental para garantizar el éxito del procedimiento de bipartición hepática y para asegurar que ambos segmentos implantados sean plenamente funcionales.
Existen dos formas principales de realizar la bipartición hepática: el Split clásico, que implica la obtención de un sector lateral izquierdo para un receptor pediátrico y un lóbulo derecho extendido al segmento IV para un receptor adulto; y el Split Full Length-Full Right, que resulta en un lóbulo hepático derecho y un lóbulo hepático izquierdo completos, generalmente utilizados para dos receptores adultos de bajo peso o dos pediátricos grandes. La elección de la modalidad de bipartición hepática dependerá de las necesidades y características de los receptores.
Es fundamental llevar a cabo un estricto protocolo de selección del donante y una cuidadosa logística en el proceso de donación para garantizar el éxito del trasplante hepático bipartido. La importancia de estos procedimientos quirúrgicos radica en la posibilidad de salvar la vida de dos receptores a partir de un único donante cadáver, lo que amplía las posibilidades de recibir un trasplante de hígado y salvaguarda la vida de aquellos pacientes en lista de espera. La bipartición hepática, como un injerto ideal, representa un avance significativo en el campo de los trasplantes de hígado y brinda esperanza a aquellos que necesitan este procedimiento para sobrevivir.