El partido socialista del presidente español, Pedro Sánchez, obtiene una victoria indiscutible en las elecciones de Cataluña, mientras que los independentistas retroceden debido a la baja participación y la aparición de una ultraderecha separatista en el parlamento catalán. Pere Aragonès, de Esquerra Republicana, es el gran derrotado al perder un tercio de los votos, lo que hace inviable un gobierno secesionista con Junts, la candidatura de Carles Puigdemont, que mejora resultados pero queda en segunda posición detrás del exministro Salvador Illa.
Illa, quien ha sido vinculado a Sánchez y a su política de "reencuentro", celebra su triunfo y destaca que los catalanes han decidido que le toque a los socialistas liderar esta nueva etapa. Sin embargo, para formar una mayoría estable en el parlamento, Illa necesitará alcanzar acuerdos con otras fuerzas políticas, incluyendo a dos partidos de extrema derecha que han conseguido escaños: Vox, unionista y españolista, y Aliança Catalana, secesionista y xenófoba contra la migración.
La controvertida ley de amnistía concedida por Sánchez para revalidar la presidencia de España permitirá a Puigdemont regresar a Cataluña sin causas pendientes con la justicia después de años de exilio en Bélgica. Esta medida ha generado debates y cuestionamientos sobre su impacto en la estabilidad política de la región, especialmente ante la presencia de fuerzas extremistas en el parlamento. A pesar de esto, Illa ve la victoria como un respaldo a la política del gobierno español.
La irrupción de dos partidos de extrema derecha en el parlamento catalán marca un hito en la política de la región, demostrando un crecimiento de discursos xenófobos y nacionalistas en un contexto de polarización política. La presencia de Vox y Aliança Catalana plantea un desafío para formar alianzas y superar las divisiones internas, especialmente ante la necesidad de alcanzar acuerdos para lograr una mayoría estable en el parlamento.
La victoria de Illa y su capacidad para liderar un gobierno en Cataluña muestran el apoyo y la confianza de los votantes en el proyecto político del partido socialista y en la figura de Sánchez como líder del gobierno español. La apuesta por el diálogo y el "reencuentro" parece haber dado resultados, a pesar de los desafíos y las tensiones políticas presentes en la región. La formación de alianzas y la búsqueda de consensos serán clave para garantizar la gobernabilidad y la estabilidad en Cataluña en los próximos años.