Los competidores de la inminente justa electoral en República Dominicana están lanzando sus últimos disparos desde puntos de vista opuestos, en un escenario que se asemeja a un ring de boxeo. La Junta Central Electoral (JCE) se encuentra sometida a presiones excesivas y a fundamentos legales de corto alcance debido a omisiones en la ley orgánica 20-23. Tanto la oposición como el oficialismo han utilizado armas arteras, como mensajes electrónicos anónimos, para difamar a sus adversarios y exacerbar el fanatismo, lo que ha creado un clima de tensiones y aprestos para controlar los votos en los centros de votación.
En este contexto de debilidades y parcialidades, la politóloga Rosario Espinal describe la lucha por los votos como un enfrentamiento entre el partido gobernante PRM, que busca arrasar con publicidad y captación de tránsfugas, y un bloque de oposición que intenta sobrevivir. El expresidente Danilo Medina ha vaticinado que su partido, el PLD, se extinguiría si queda en tercer lugar en las elecciones. Mientras tanto, la Fuerza del Pueblo, aliada del PLD, se encuentra proyectada para el segundo lugar en las encuestas.
Se han revelado pruebas del uso de recursos públicos en favor de las candidaturas del oficialismo y se han denunciado prácticas ilegales como la recaudación de fondos de contratistas del Estado. A pesar de la suspensión de la repartición de ayuda social por parte de la JCE, se han reportado actividades ilegales como el uso de camiones llenos de mercancías para repartos fantasmales. También ha habido denuncias de campañas basadas en mentiras inflamatorias para manipular a los electores.
Las redes sociales han jugado un papel clave en la difusión de información falsa y manipulación en esta campaña electoral. Líderes de opinión y editoriales han denunciado el uso de bulos para desacreditar a los candidatos y provocar tensiones sociales. Se ha cuestionado la falta de ética en la campaña y se han pedido propuestas constructivas para evitar conflictos. La sociedad civil, las iglesias, las entidades de observación electoral y los medios de comunicación han expresado su apoyo a la JCE y han destacado su imparcialidad en el proceso electoral.
A pesar del apoyo generalizado a la JCE, algunos sectores de oposición han intentado sembrar dudas sobre su labor y decisiones. Se ha pronosticado que los ataques a la JCE continuarán incluso después de las elecciones, como una forma de justificar una posible derrota electoral. Las redes sociales han sido identificadas como uno de los principales vehículos de difusión de noticias falsas y manipulación, lo que ha generado incertidumbre y división en la sociedad dominicana.