La muerte del presidente iraní Ebrahim Raisi en un accidente de helicóptero ha allanado el camino para la celebración de nuevas elecciones presidenciales en el país. A pesar de que no se espera que su desaparición afecte significativamente la dirección política de Irán, sí representa un desafío para un sistema en el que la línea dura de la dirigencia conservadora domina todas las ramas del poder. Tras la muerte de Raisi, el líder supremo designó al primer vicepresidente Mohammad Mokhber para dirigir los asuntos del país y organizar nuevas elecciones presidenciales en un plazo de 50 días.
La figura más poderosa en Irán es el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, quien tiene autoridad sobre las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional y la Guardia Revolucionaria Islámica. El presidente, por otro lado, es responsable de la gestión diaria del gobierno y tiene influencia tanto en la política interior como en la exterior. Sin embargo, sus poderes están limitados, especialmente en materia de seguridad, ya que el líder supremo controla a los cuerpos de seguridad clave en el país.
Tras la muerte de Raisi, la maquinaria para encontrar un sucesor se ha puesto en marcha siguiendo los procedimientos constitucionales establecidos. Se espera que se celebren elecciones presidenciales anticipadas en un futuro cercano, lo que representa un desafío político inmediato para Irán. A pesar de que las elecciones recientes estuvieron marcadas por la baja participación y la exclusión de rivales moderados, se espera que este próximo proceso electoral brinde la oportunidad de revertir la tendencia y permitir a los votantes participar en el proceso político.
La muerte de Raisi ha provocado muestras de dolor en todo el país, y su cargo en la Asamblea de Expertos también requiere ser ocupado. El funeral de Estado será una oportunidad para los conservadores en el poder de demostrar continuidad y enviar señales de unidad. El líder supremo, Alí Jamenei, ha tratado de calmar los ánimos afirmando que no habrá interrupción en los asuntos del país tras la muerte de Raisi.
Se espera que las próximas elecciones presidenciales en Irán sean poco emocionantes, con la posibilidad de que un candidato de línea dura y leal al líder supremo sea el ganador, repitiendo un escenario similar al de elecciones anteriores. A pesar de la incertidumbre sobre quién será el sucesor de Raisi, es probable que la continuidad de la línea dura en la política iraní se mantenga sin grandes cambios. La celebración de nuevas elecciones anticipadas será crucial para determinar el futuro político de Irán y la dirección que tomará el país en los próximos años.