El papa Francisco lamentó durante su homilía en la misa del Corpus Christi que muchas calles estén convertidas en montones de escombros debido a la guerra, el egoísmo y la indiferencia. El pontífice presidió la misa en la histórica basílica de San Juan de Letrán en Roma, regresando a esta ubicación después de varios años de ausencia. En años anteriores, Francisco había optado por celebrar la fiesta del Corpus en lugares de la periferia de Roma, pero en esta ocasión decidió regresar a San Juan de Letrán.
Debido a la pandemia de covid y problemas de movilidad y salud, el papa no había podido celebrar la fiesta del Corpus en la basílica como solía hacerlo. Durante la celebración, Francisco destacó la importancia de recuperar en el mundo la fragancia del pan del amor, que sabe a gratitud, libertad y proximidad. Expresó su preocupación por la cantidad de calles convertidas en escombros a causa de la violencia, el egoísmo y la indiferencia, y llamó a reconstruir aquello que el odio destruye.
Tras la misa, se llevó a cabo la tradicional procesión en la que el papa también participó. Posteriormente, Francisco se dirigió a la basílica de Santa María la Mayor para impartir su bendición. En su mensaje, el pontífice instó al mundo a recuperar la frescura del pan del amor y a seguir esperando y reconstruyendo sin caer en la fatiga. Destacó la importancia de oponerse al odio y trabajar por la paz y la reconciliación en un mundo marcado por la violencia y la división.
El papa Francisco ha sido un defensor constante de la paz y la solidaridad en un mundo marcado por conflictos y desigualdades. Durante la celebración del Corpus Christi en la basílica de San Juan de Letrán, el pontífice lamentó la destrucción causada por la guerra, el egoísmo y la indiferencia, y llamó a recuperar la fragancia del pan del amor. Su mensaje resonó con la necesidad de superar las divisiones y trabajar por un mundo más justo y compasivo.
La presencia del papa en la basílica de San Juan de Letrán para la celebración del Corpus Christi marcó su regreso a este lugar después de varios años de ausencia. A lo largo de su pontificado, Francisco ha buscado acercarse a los marginados y a aquellos que sufren, optando en ocasiones por celebrar liturgias en las periferias de la ciudad. En esta ocasión, el pontífice decidió regresar a la basílica histórica para enviar un mensaje de esperanza y solidaridad en un mundo marcado por la violencia y la injusticia.
En medio de los desafíos y dificultades causados por la pandemia y otros problemas de salud, el papa Francisco reafirmó su compromiso con la promoción de la paz y la reconciliación en un mundo necesitado de esperanza y compasión. Su llamado a recuperar la fragancia del pan del amor y a reconstruir lo que el odio ha destruido resonó en la basílica de San Juan de Letrán durante la celebración del Corpus Christi, recordando a los fieles la importancia de trabajar juntos por un mundo mejor.