El sentido común es una facultad innata que nos permite distinguir lo verdadero de lo falso, y juzgar correctamente, según René Descartes en su "Discurso del Método". En el siglo XVIII, durante la Ilustración, se debatió si nacemos con cierta sabiduría o como una tabula rasa. Actualmente, el sentido común es una noción que apelamos, recurrimos o lamentamos su falta, pero resulta difícil de definir, aunque los diccionarios lo describen como la capacidad de entender o juzgar de forma razonable, actuar como la mayoría de las personas y tener un nivel básico de conocimiento práctico.
Mark Whiting y Duncan J. Watts, de la Universidad de Pensilvania, se propusieron estudiar el sentido común rigurosamente, reclutando a más de 2.000 participantes para su estudio. Notaron que el concepto estándar es circular, ya que el sentido común son afirmaciones con las que las personas sensatas están de acuerdo, y las personas sensatas son aquellas que poseen sentido común. El sentido común es algo que todos creemos poseer pero rara vez articulamos cuáles de nuestras creencias consideramos de sentido común.
El sentido común artificial consiste en un vasto conocimiento tácito sobre el mundo físico y comportamientos humanos, habilidades sociales, nociones abstractas y la capacidad de razonar. Aunque es vago y difícil de definir, ha habido intentos ambiciosos de crear sentido común artificial, como el proyecto Cyc iniciado por Doug Lenat en 1984, que desarrolla una enciclopedia de sentido común basada en axiomas que explican cómo funciona el mundo. Otros proyectos también buscan conceder a las máquinas esta virtud.
Seguimos utilizando el sentido común para enfrentar situaciones de la vida, mientras nos preguntamos cuán común es esta facultad. Existen diversas definiciones del sentido común, pero sigue siendo una herramienta poderosa que nos permite navegar por la vida. Aunque es difícil de codificar y definir, el sentido común es esencial para vivir de manera razonable y segura en la sociedad actual.