La Cumbre de Paz para Ucrania celebrada en Bürgenstock, Suiza, finalizó con un triunfo diplomático para el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, al lograr un apoyo global a su causa. En el evento participaron líderes de la UE, la OTAN, países latinoamericanos, africanos y asiáticos, para mostrar que la guerra contra Rusia no es un problema continental. El presidente chileno Gabriel Boric destacó que esta cumbre marca el inicio de un proceso significativo de diálogo y paz, aunque la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, admitió que Putin no está considerando seriamente poner fin a la guerra.
Los líderes discutieron los efectos de la guerra ucraniana en el resto del mundo, incluyendo la seguridad nuclear y la inseguridad alimentaria causada por situaciones como el bloqueo del Mar Negro en países en desarrollo. También se abordó la dimensión humanitaria de los prisioneros de guerra y los niños raptados por Rusia en territorios controlados por Ucrania. A pesar de la necesidad de atender estas amenazas, la declaración final de la cumbre fue moderada y no mencionó a Rusia como fuerza agresora, lo que llevó a que 12 países participantes no firmaran el documento, entre ellos Arabia Saudí, India, Indonesia y Sudáfrica.
La presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, destacó la importancia de contar con la participación de Ucrania en cualquier decisión relacionada con el país y abogó por un proceso de paz en el que Ucrania tenga voz y voto sobre su destino y territorio. La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, advirtió a Rusia que la paz no debe ser confundida con el sometimiento de Ucrania, y llamó a seguir apoyando al país. Por su parte, la presidenta de Suiza, Viola Amherd, aseguró que el presidente ruso podría viajar al país para participar en futuras negociaciones sin ser detenido.
En la cumbre se buscó avanzar en la discusión de temas como la seguridad nuclear, la inseguridad alimentaria y la dimensión humanitaria de la guerra en Ucrania. Aunque no se logró un acuerdo unánime entre todos los países participantes, la presencia de líderes de diversos continentes y corrientes políticas mostró un interés global por la paz en la región. La necesidad de abordar las consecuencias de la guerra en términos humanitarios y medioambientales sigue siendo un desafío importante para la comunidad internacional, que busca encontrar soluciones pacíficas y sostenibles para el conflicto en Ucrania.