El arzobispo italiano Carlo Maria Viganò, conocido por sus críticas hacia el papa Francisco, ha anunciado que no se presentará ante el Dicasterio de la Doctrina de la Fe debido a que no reconoce su autoridad. Viganò, de 83 años, es miembro del ala conservadora de la Iglesia católica y ha mantenido una posición confrontacional con el pontífice actual, llegando incluso a acusarlo de encubrir abusos sexuales. Ante estas acusaciones, el Vaticano ha calificado a Viganò de "cismático" por negar la legitimidad de Francisco y rechazar el Concilio Vaticano II.
El arzobispo ha sido citado por el Dicasterio de la Doctrina de la Fe para responder a las acusaciones en su contra, pero ha afirmado que no tiene intenciones de presentarse a la cita programada para el 28 de junio. Viganò ha calificado al papa Francisco de "herético" y "tirano", cuestionando incluso su elección en el conclave de 2013. Además, ha manifestado su desacuerdo con la postura de la Iglesia respecto a la bendición de parejas homosexuales, lo que ha exacerbado su conflicto con el Vaticano.
El exnuncio ha expresado abiertamente su rechazo al Concilio Vaticano II, al que considera un "cáncer ideológico, teológico, moral y litúrgico". Asimismo, ha criticado lo que él llama la "Iglesia Bergogliana", en referencia al apellido del papa, tildándola de una "metástasis" de ese supuesto cáncer. Ante estas declaraciones, el secretario de Estado vaticano ha confirmado que Viganò enfrentará un juicio canónico por las acusaciones en su contra, subrayando que se le ha dado la oportunidad de defenderse.
El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado vaticano, ha expresado su pesar por el conflicto surgido con el arzobispo Viganò, a quien describe como un trabajador fiel a la Santa Sede durante su tiempo como nuncio apostólico. Parolin ha señalado que la Doctrina de la Fe está llevando a cabo las investigaciones necesarias y ha dado a Viganò la posibilidad de presentar su defensa. A pesar de esto, el exnuncio se mantiene firme en su postura y ha declarado que considera un honor las acusaciones en su contra, lo que indica que el conflicto entre ambas partes no ha llegado a una resolución.
La postura de Carlo Maria Viganò refleja la división dentro de la Iglesia católica entre sectores conservadores y progresistas, especialmente en temas sensibles como la sexualidad y la modernización de la institución. Su negativa a reconocer la autoridad de la Doctrina de la Fe y su rechazo al papa Francisco evidencian un enfrentamiento ideológico y teológico que no parece tener una pronta solución. A medida que el juicio canónico avance, será interesante observar cómo se desarrolla esta controversia y qué consecuencias tendrá para Viganò y para la Iglesia en general.