Charles Darwin, conocido por su teoría de la evolución, sugirió que los animales pueden sentir placer y dolor de la misma manera que los humanos, pero esta idea ha sido rechazada por mucho tiempo en la comunidad científica. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que las abejas, por ejemplo, son capaces de contar, reconocer rostros humanos y aprender a utilizar herramientas, lo que plantea la pregunta sobre si pueden tener conciencia. El profesor Lars Chittka de la Universidad Queen Mary de Londres, ha afirmado que hay evidencia suficiente para sugerir que las abejas puedan tener conciencia, lo cual marca un cambio radical en el pensamiento científico sobre este tema.
El aumento constante de evidencia que sugiere que los animales pueden tener conciencia, ha llevado a muchos científicos a replantearse su posición en este tema. El profesor Jonathan Birch de la London School of Economics considera que es necesario seguir investigando para determinar en qué medida los animales son conscientes. Esta visión no solo se aplica a animales superiores como los simios y los delfines, sino también a criaturas más simples como serpientes, pulpos, cangrejos, abejas y posiblemente moscas de la fruta. El financiamiento para llevar a cabo nuevas investigaciones es crucial para avanzar en este campo.
La definición de conciencia en los animales es un tema de debate entre los científicos, ya que no existe un consenso sobre cómo definirla. Algunos sugieren que en lugar de hablar de conciencia, sería más útil utilizar el término de sensibilidad, que se refiere a la capacidad de sentir. La doctora Monique Udell de la Universidad Estatal de Oregón, considera que la ciencia se trata de un choque respetuoso de ideas y que es importante explorar diferentes perspectivas para avanzar en el entendimiento de la conciencia animal.
Muchos expertos consideran que es necesario ampliar las investigaciones científicas sobre la conciencia animal, incluyendo a una variedad de especies en lugar de centrarse únicamente en humanos y monos. La profesora Kristin Andrews de la Universidad de York en Toronto, afirma que es necesario estudiar a especies con un nivel de conciencia más básico, como pulpos o serpientes, para comprender mejor este fenómeno en los animales. La Declaración de Nueva York sobre la Conciencia Animal, firmada por 286 investigadores, establece que es irresponsable ignorar la posibilidad de la conciencia animal y que es necesario considerar el bienestar de los animales en las investigaciones.
Estudios recientes han demostrado que los decápodos y cefalópodos, como los pulpos, calamares y sepias, son sensibles y pueden experimentar sensaciones como dolor, placer, sed, hambre, calidez, alegría, consuelo y excitación. Esta evidencia llevó al gobierno británico a incluir a estas criaturas en su Ley de Bienestar Animal en 2022. La ciencia emergente en este campo está cambiando la forma en que se considera el bienestar de los animales y fomenta una mayor protección para especies que han sido descuidadas en el pasado. Investigaciones futuras son necesarias para ampliar el conocimiento sobre la conciencia animal.
El estudio de la conciencia animal ha sido un tema controvertido en la ciencia y ha sido considerado como herejía por muchos en el pasado. Sin embargo, un grupo de científicos está desafiando las ideas establecidas y abogando por un cambio en el pensamiento científico en este campo. La nueva evidencia y la reevaluación de cómo entendemos la conciencia en los animales puede llevar a una mayor comprensión de nuestro lugar en el mundo y de la relación que compartimos con otras especies en el planeta. Es necesario seguir investigando y considerar con cautela las implicaciones éticas de nuestros hallazgos en este campo emergente de la ciencia.