El Ministerio Público de Santo Domingo Oeste presentó tres nuevas acusaciones en contra del imputado Johan Manuel Castillo Ortega, quien actuaba como pastor de una iglesia en Los Alcarrizos. Las acusaciones incluyen casos de agresión sexual a menores de edad, con una de las víctimas relatando que fue agredida desde los ocho años, pero no había denunciado por vergüenza. Otra víctima, actualmente de 17 años, señaló que el imputado aprovechaba momentos en la iglesia para tocarla. Una tercera víctima denunció que el acusado la acosaba desde los siete años y se masturbaba delante de ella a cambio de chocolates.
El Ministerio Público solicitó fusionar el caso con el proceso en curso contra Johan Manuel Castillo Ortega, declarando la complejidad del mismo debido a la pluralidad de víctimas y la posibilidad de que haya más por denunciar. Las acusaciones reciben la calificación jurídica de violación de los artículos 330 y 333 del Código Penal Dominicano, así como de la Ley del Código del Menor. Las víctimas describen cómo el imputado aprovechaba momentos específicos, como momentos antes de los cultos en la iglesia, para llevar a cabo los actos de agresión sexual.
Las víctimas relatan detalles de las agresiones sufridas, incluyendo toques inapropiados en sus partes íntimas y exhibición de órganos genitales. Una de las víctimas, que actualmente tiene 17 años, menciona que los abusos comenzaron cuando ella tenía 12 años, y que se producían en pasillos de la iglesia donde no había cámaras de seguridad. Otra víctima, que ahora es mayor de edad, recuerda cómo el imputado la acosaba cuando tenía siete años y se masturbaba delante de ella, ofreciéndole chocolates a cambio de su silencio.
El Ministerio Público ha tomado medidas legales enérgicas en este caso, solicitando la fusión de los procesos judiciales y declarando la complejidad del caso debido a la cantidad de víctimas involucradas. Las acusaciones de agresión sexual a menores de edad han sido calificadas con fundamento en las leyes dominicanas correspondientes. Las víctimas han descrito cómo el acusado se aprovechaba de momentos específicos en la iglesia para realizar los actos de agresión, lo que ha generado una condena generalizada en la comunidad y un llamado a la justicia para que se haga cumplir.