El Juzgado de Instrucción del Distrito Judicial de La Altagracia dictó un año de prisión preventiva contra Víctor Manuel Kery, un pastor de la Iglesia Antorcha de la Verdad en Villa Cerro, Higüey. Según testimonios, Kery se valía de su posición para ganar la confianza de jóvenes, dándoles regalos, tratándolos de forma especial y luego abusando sexualmente de ellos, amenazándolos con matarlos si contaban lo sucedido. Uno de los casos detallados ocurrió en 2018, cuando un joven de 15 años fue violado durante una vigilia.
En la solicitud de medida de coerción también se mencionan testimonios de jóvenes que relatan abusos por parte de Kery cuando aún eran menores de edad. Uno de ellos describe cómo el pastor abusaba de su confianza, haciéndole sentir especial y manipulándolo para mantenerlo cerca. El abuso comenzó durante una vigilia, donde Kery lo manoseó mientras dormía y lo manipuló con palabras de amor. El joven sufrió abusos durante más de un año, antes de finalmente denunciar la situación y alejarse de la iglesia.
Otro testimonio narra cómo Kery convocaba a jóvenes a vigilias y silicios, donde los incitaba a tocarse y masturbarse, amenazándolos con matar a ellos y a sus familias si se negaban. En una ocasión, despertó a tres jóvenes durante una actividad en un campo para obligarlos a masturbarse en el baño. A pesar de que los jóvenes sentían que lo que sucedía no estaba bien, se veían obligados a obedecer al pastor. Estos testimonios han llevado a la imposición de un año de prisión preventiva a Kery en un centro correccional de Higüey.
La solicitud de coerción detalla cómo Kery manipulaba a los jóvenes aprovechándose de su vulnerabilidad y falta de figuras paternas, haciéndoles sentir que debían agradecerle por los favores que recibían. El pastor les ofrecía regalos y amenazas para mantener su silencio y control sobre ellos. Además de abusar sexualmente de los jóvenes, los obligaba a participar en actos sexuales durante las vigilias y silicios, creando un ambiente de temor y coerción que los mantenía callados.
Estos casos de abuso por parte de Víctor Manuel Kery han generado conmoción en la comunidad religiosa y la sociedad en general. La pruebas presentadas en la solicitud de coerción evidencian el daño causado a los jóvenes y la manipulación perpetrada por el pastor para cometer sus crímenes. La decisión de imponer un año de prisión preventiva es un paso importante en la búsqueda de justicia para las víctimas y en la prevención de futuros abusos por parte de líderes religiosos que se valen de su posición para cometer actos criminales.