Millones de mujeres en todo el mundo utilizan anticonceptivos hormonales, no solo como método anticonceptivo, sino también para controlar una variedad de síntomas relacionados con la menstruación. Sin embargo, para hasta un 10% de las mujeres, los anticonceptivos hormonales pueden aumentar el riesgo de depresión. Las hormonas como el estrógeno y la progesterona son cruciales para la salud del cerebro, por lo que la modificación de los niveles hormonales con anticonceptivos puede afectar la salud mental.
En cuanto a cómo funcionan los anticonceptivos hormonales, la forma más común es la píldora, una combinación de estrógeno y progesterona sintéticos que ayudan a regular el ciclo menstrual, la ovulación y el embarazo. Estas hormonas alteran el ciclo hormonal natural del cuerpo, disminuyendo la producción de estrógeno y progesterona necesarias para la ovulación y el embarazo.
Los anticonceptivos hormonales no solo afectan los ovarios y el útero, sino también el cerebro. El estrógeno y la progesterona tienen efectos en el cerebro más allá de la reproducción, influyendo en procesos como la memoria y la regulación de las emociones. Al cambiar los niveles de estas hormonas, los anticonceptivos hormonales pueden modular el estado de ánimo de las personas.
Existe una interacción entre los anticonceptivos hormonales y la respuesta al estrés, ya que el estrógeno y la progesterona regulan la respuesta al estrés del cuerpo. Las personas que toman anticonceptivos hormonales muestran una menor respuesta de “lucha o huida” ante situaciones estresantes en comparación con aquellas que no los toman.
En cuanto al vínculo con la depresión, los anticonceptivos hormonales pueden cambiar el riesgo de depresión después del estrés, aumentando tanto la protección contra la depresión como el riesgo para algunas personas. A pesar de que la mayoría de las personas que toman anticonceptivos hormonales no experimentan efectos negativos en su estado de ánimo, aún no se sabe quién experimentará un mayor riesgo.
Actualmente, los anticonceptivos hormonales suelen recetarse mediante prueba y error, lo que puede resultar ineficiente y frustrante para las pacientes. Identificar factores específicos que aumenten el riesgo de depresión y comunicar mejor los beneficios de la anticoncepción hormonal puede ayudar a las mujeres a tomar decisiones de atención médica más informadas.