Hace 30 años, en abril de 1994, comenzó el genocidio en Ruanda donde más de 800,000 personas de la etnia tutsi y opositores al gobierno fueron asesinados en pocos meses. Silvia Perazzo, especialista de África contemporánea, habló sobre el Tribunal Penal Internacional para Ruanda, que se constituyó después del exterminio para juzgar a los responsables que aún no habían sido procesados. A pesar de haber juzgado a más de 80 personas, muchos responsables del genocidio quedaron en libertad y solo una persona está cumpliendo condena actualmente.
Gran parte de los responsables que planificaron el genocidio en Ruanda huyeron a Europa y se mantuvieron ocultos desde entonces. Se estima que entre 100 y 300 fugitivos se encuentran en Francia, donde han logrado esconderse durante 30 años. La crítica recae en el gobierno francés por su presunta participación en la huida de genocidas, incluyendo el coronel Théoneste Bagosora. Se cree que estos individuos han cambiado su identidad y se han integrado en la sociedad francesa, posiblemente con ayuda de burocracias locales.
La Fiscalía antiterrorista de Francia ha identificado al menos 35 presuntos responsables del genocidio en Ruanda que se encuentran en el país, de los cuales solo 6 han sido condenados. Desde hace aproximadamente una década, Francia ha cambiado su postura con respecto a su participación en el genocidio, reconociendo su papel y colaborando más activamente con las autoridades ruandesas. La captura de Félicien Kabuga en las afueras de París, uno de los responsables principales del genocidio, demostró que cuando hay voluntad política, se pueden encontrar y procesar fugitivos.
En 2020, 21 ruandeses junto con asociaciones presentaron una demanda de reparación contra el Estado francés por su responsabilidad durante el genocidio en Ruanda. Se acusa a Francia de haber entrenado y financiado a las milicias responsables de las masacres de tutsis, además de haber proporcionado un paraguas internacional para encubrir el genocidio y desinformar a los organismos internacionales. Se critica a Francia por no haber intervenido para detener la violencia y por haber permitido la exfiltración de genocidas, así como por favorecer la matanza de tutsis en Bisesero.
La investigadora Silvia Perazzo destaca que Francia tiene una responsabilidad innegable en el genocidio en Ruanda y que las asociaciones de víctimas y derechos humanos están presionando para que se haga justicia. Se espera que, con la colaboración cada vez más estrecha entre Ruanda y Francia, se pueda continuar identificando y procesando a los responsables del genocidio. A pesar de que han pasado 30 años desde estos trágicos eventos, la lucha por la justicia y la reparación sigue vigente y es fundamental para sanar las heridas causadas por el genocidio en Ruanda.