El Día Mundial del Peatón se celebra cada 17 de agosto con el objetivo de concienciar sobre la seguridad y los derechos de los transeúntes en las vías públicas. Esta fecha se estableció en conmemoración del primer incidente de tráfico registrado en el mundo, destacando la importancia de crear espacios urbanos seguros y accesibles para todos. En lugares como la Ciudad de México, es crucial reconsiderar las políticas de movilidad para mejorar la convivencia entre peatones y vehículos y reducir accidentes.
En un contexto donde la mayoría de los desplazamientos diarios se realizan a pie, el Día Mundial del Peatón invita a reflexionar sobre las acciones que pueden tomar autoridades y ciudadanos para mejorar la infraestructura urbana y promover un cambio cultural que priorice la vida y el bienestar de quienes caminan por las calles. Desde la implementación de cruces seguros y semáforos peatonales hasta campañas de educación vial, se busca reducir los accidentes de tráfico y construir ciudades más inclusivas y habitables para todos.
La Organización Mundial de la Salud destaca la importancia de un enfoque sistémico que una el sector salud, el transporte y el desarrollo urbano para mejorar la seguridad vial y reducir accidentes. El origen del Día Mundial del Peatón se remonta al año 1897, cuando ocurrió un accidente de tránsito en Londres que resultó en la primera víctima mortal registrada, Bridget Driscoll. Desde entonces, se ha destacado la importancia de una cultura vial en las ciudades más transitadas y se busca conmemorar este día con el objetivo de reducir los accidentes viales.
La pirámide de movilidad es una herramienta que organiza y prioriza los distintos modos de transporte según su sostenibilidad y eficiencia. En la base se encuentran los modos más sostenibles como caminar y andar en bicicleta, mientras que en la cúspide se encuentran los modos menos sostenibles como el automóvil privado. Esta pirámide fomenta un desarrollo urbano sostenible y equilibrado, priorizando alternativas de transporte que generen un menor impacto ecológico y mayores beneficios sociales, contribuyendo a una mayor inclusión social y a una distribución equitativa de los recursos urbanos.
Además, la pirámide de movilidad tiene un impacto directo en la equidad social al priorizar modos de transporte accesibles y económicos, facilitando la movilidad de todos los sectores de la población. Promover el uso de transporte activo, como caminar y andar en bicicleta, incentiva la actividad física diaria y contribuye a una gestión urbana más sostenible, equitativa y saludable para todos los ciudadanos. En resumen, esta herramienta es esencial para fomentar hábitos de vida saludables y mejorar la calidad de vida en las ciudades.