El pasado jueves se determinó que la causa de la muerte del actor Matthew Perry fueron los efectos agudos de la ketamina, según una autopsia realizada. Se reveló que Perry recibía terapia de infusión de ketamina y que la droga le fue suministrada de forma ilícita.
La ketamina es un anestésico que se utiliza para tratar la depresión, la ansiedad y el dolor en un entorno médico. Sin embargo, también tiene efectos disociativos que pueden distorsionar la percepción de la vista, el sonido y el tiempo, además de producir efectos calmantes y relajantes, lo que la hace propensa al uso ilícito.
La terapia de infusión de ketamina se utiliza para tratar la depresión en casos en que los antidepresivos tradicionales no han sido efectivos. Se administra la droga por vía intravenosa en dosis más pequeñas que las utilizadas para anestesia, actuando más rápido pero también desapareciendo con mayor rapidez.
Los expertos han notado que la ketamina puede afectar los nervios que utilizan químicos para interactuar, ayudando a revertir la eliminación de neuronas que ocurre de forma natural y podría estar asociada con la depresión. Aunque la eficacia de la ketamina en el tratamiento de la depresión ha sido probada, los efectos secundarios pueden ser negativos y los pacientes deben ser monitoreados.
A pesar de los beneficios de la ketamina en el tratamiento de la depresión, los expertos descartaron que la terapia de infusión de ketamina fuera la causante de la muerte de Perry, ya que la dosis recibida durante su tratamiento era precisa y pequeña, mientras que la alta concentración de ketamina en su sangre indicaba un consumo adicional fuera de la terapia.
La ketamina, a pesar de sus potenciales beneficios terapéuticos, también es una droga de uso ilegal y puede tener efectos negativos en la salud si se abusa de ella. Aunque su uso está siendo investigado en tratamientos para la adicción a las drogas y al alcohol, es importante tener en cuenta los riesgos asociados con su consumo.