Desde el Lago Constanza hasta las frías aguas de Escocia, hay varios monasterios ubicados en pequeñas islas que son testigos del paso de los siglos y donde se respira espiritualidad, tradición y cultura. En el Lago Constanza, compartido por Alemania, Austria y Suiza, se encuentra la Isla de Reichenau, que alberga una abadía benedictina fundada en 724 y declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco en el año 2000. En este monasterio se escribió el poema más antiguo de Europa sobre jardinería y se conservan impresionantes frescos que muestran los milagros de Jesús.
El Monte Saint Michel, ubicado en la región francesa de Normandía, no es exactamente una isla, pero en ocasiones lo es debido a las mayores mareas de la Europa continental. Según la tradición, en el año 708 San Miguel se le apareció en sueños al obispo Aubert pidiéndole que construyera un santuario en su honor. Desde entonces, el lugar se convirtió en un centro de peregrinación y cultura, con una abadía habitada por una comunidad de monjes y monjas. La abadía resistió asedios durante la Guerra de los Cien Años y fue utilizada como prisión en diferentes periodos históricos.
La Isla de Iona, en Escocia, es conocida por ser el origen del cristianismo en el país. En el año 563, San Columba fundó un monasterio en Iona que se convirtió en un importante lugar de peregrinación. La isla tiene playas de arena blanca y un entorno natural tranquilo donde se puede disfrutar de la naturaleza y jugar al golf. A pesar de tener menos de 200 habitantes, recibe alrededor de 130,000 visitantes al año, especialmente en verano.
En el Lago Constanza, la Isla de Reichenau conmemora este año los 1,300 años de la fundación de la abadía benedictina con una serie de eventos y actividades especiales. Este monasterio fue un centro cultural y religioso importante durante la Edad Media, con libros manuscritos e ilustrados por los monjes que alcanzaron gran prestigio. La Isla de Reichenau cuenta con tres iglesias medievales y un huerto que se conserva en el mismo lugar desde el siglo IX.
El Monte Saint Michel ha pasado por diversas vicisitudes a lo largo de la historia, resistiendo asedios y siendo utilizado como prisión. En la actualidad, la abadía está habitada por una pequeña comunidad de monjes y monjas, y forma parte del patrimonio mundial de la Unesco desde 1979. La abadía cuenta con diversos estilos arquitectónicos y su torre más alta tiene una aguja coronada por una estatua del arcángel San Miguel.
La Isla de Iona, en Escocia, es un lugar tranquilo y con pocos habitantes que atrae a miles de visitantes cada año por su importancia histórica y religiosa. Fundada por San Columba en el año 563, el monasterio de Iona se convirtió en un centro de peregrinación y evangelización en Escocia. Con playas de arena blanca y un entorno natural único, la Isla de Iona es un lugar especial para conectar con la historia y la espiritualidad.