El ex presidente estadounidense y candidato republicano, Donald Trump, anunció en un discurso en Arizona su intención de imponer la pena de muerte para los traficantes sexuales de menores y mujeres, así como para los grandes narcotraficantes. También propuso sentencias más duras para los "criminales extranjeros ilegales", incluyendo una sentencia mínima obligatoria de 10 años para los culpables de tráfico de personas, cadena perpetua para los culpables de trata de niños y la pena de muerte para los culpables de trata sexual de niños o mujeres.
En caso de volver al poder tras las elecciones del 5 de noviembre, Trump adelantó su intención de implantar la pena capital para los grandes narcotraficantes, así como para quienes maten a policías, sheriffs, agentes fronterizos u oficiales del cumplimiento de la ley. Además, se comprometió a liberar al país de extranjeros ilegales, traficantes de drogas, ladrones, asesinos, pandilleros y depredadores sexuales de niños, con el objetivo de hacer que Estados Unidos vuelva a ser seguro para sus ciudadanos y lograr que sea "más grande, más fuerte, mejor y más hermoso que nunca".
Las declaraciones de Trump se produjeron en un contexto de aumento de la inmigración ilegal en la frontera con México, lo que ha generado una gran controversia en el país. El expresidente ha criticado duramente la gestión de la actual administración demócrata en materia de inmigración, acusándola de promover políticas débiles que favorecen la entrada ilegal de extranjeros.
La propuesta de implementar la pena de muerte para ciertos delitos ha generado reacciones encontradas en la sociedad estadounidense, con algunos sectores apoyando la medida como una forma de combatir el crimen, mientras que otros la critican por considerar que va en contra de los derechos humanos y la dignidad de las personas. Trump, por su parte, ha defendido su postura argumentando que es necesario tomar medidas firmes para garantizar la seguridad de los ciudadanos.
En este sentido, el ex presidente ha reiterado su lema de campaña "Hacer a Estados Unidos grande de nuevo" y ha prometido que, de llegar al poder, implementará políticas más estrictas para combatir la delincuencia y proteger a la población. Sus propuestas, sin embargo, han generado debate y división en la sociedad estadounidense, mostrando las diferentes posturas respecto a la pena de muerte y el manejo de la seguridad pública en el país.