Hace 45 años, en la zona de Canta La Rana y Los Barracones, en el municipio Los Alcarrizos en Santo Domingo, unas 300 familias siguen viviendo en casuchas en mal estado, afectadas por el paso del huracán David. Este fenómeno destruyó gran parte del territorio nacional, causando la muerte de decenas de personas y dejando a muchas familias desamparadas. A pesar del tiempo transcurrido, estas familias aún viven en la pobreza extrema, sin acceso a servicios básicos y sin oportunidades laborales.
La insalubridad es una amenaza constante en estos lugares, ya que no cuentan con sistemas sanitarios adecuados. Muchos residentes se ven obligados a hacer sus necesidades en hoyos dentro y fuera de las precarias viviendas, o en fundas que luego son arrojadas a basureros cercanos. La falta de condiciones dignas de vida ha llevado a estas comunidades a depender de la solidaridad de sus vecinos para sobrevivir.
Dolores Cuevas, presidenta de la junta de vecinos Alfa y Omega en Canta La Rana, denuncia que a pesar de que se construyeron apartamentos para los damnificados, la mayoría de ellos terminaron en manos de allegados a los gobernantes de turno. A lo largo de los años, cuatro presidentes han pasado por el país sin resolver el problema de estas familias. Cuevas solicita al presidente Luis Abinader intervenir los barracones, proporcionando materiales de construcción adecuados y asistencia social para estas familias.
En Los Barracones, Belkis Jiménez, presidenta de la junta de vecinos, estima que alrededor de 90 familias siguen esperando la ayuda de las autoridades. Cuando llueve intensamente, estas familias se ven obligadas a abandonar sus deterioradas casas. Jiménez hace un llamado al Gobierno para que auxilie de una vez por todas a los damnificados del huracán David, quienes siguen viviendo en condiciones de extrema precariedad.
Beatriz Báez, quien nació en uno de los barracones y ha pasado toda su vida en esa comunidad, relata que a pesar de haber sido inscrita para recibir un apartamento cuando se construyeron los proyectos de vivienda, fue excluida de la lista de beneficiarios en el momento de la entrega. A pesar de las dificultades, Báez no pierde la esperanza de recibir ayuda por parte del Gobierno y mejorar las condiciones de vida de su familia.
La falta de atención por parte de las autoridades a lo largo de los años ha llevado a estas familias a vivir en condiciones inhumanas y a depender de la solidaridad de sus vecinos para subsistir. A pesar de los esfuerzos de las juntas de vecinos y de las solicitudes de auxilio, las comunidades de Canta La Rana y Los Barracones siguen esperando que el Gobierno tome medidas concretas para mejorar su situación y brindarles una vida digna.