En Puerto Príncipe, la violencia pandillera ha provocado tiroteos que obligaron a trabajadores de ayuda humanitaria a suspender la atención médica a miles de haitianos. La situación ha llevado al cierre de 18 hospitales y ha causado una escasez de suministros médicos, ya que el puerto y el aeropuerto internacional siguen cerrados. La organización The Alliance for International Medical Action (ALIMA) ha alertado sobre la difícil situación, donde la violencia de las pandillas ha obstaculizado la llegada de medicamentos básicos como antibióticos y antidiarreicos, además de provocar un aumento excesivo en los precios de los pocos medicamentos que quedan disponibles.
La violencia de las pandillas ha obligado a unas 17.000 personas a huir de sus hogares en la capital haitiana, quedando muchas de ellas alojadas en escuelas abandonadas u otros edificios sin las condiciones mínimas para vivir. La crisis de salud se agrava cada día más, ya que la dificultad para acceder a medicamentos y atención médica adecuada afecta a personas como Denise Duval, una mujer de 65 años con problemas de presión arterial y mareos constantes. Viviendo con tres nietos y sin poder costear medicamentos ni consultas médicas, Duval se encuentra en una situación desesperada y depende de la ayuda que pueda recibir de su hija en República Dominicana, quien envía dinero cuando puede.
A pesar de que la violencia de las pandillas ha disminuido en algunas zonas desde que empezaron a atacar infraestructuras públicas en febrero, los tiroteos siguen ocurriendo en Puerto Príncipe. Esto impide a personas como Nadine Prosper, de 52 años y con una pierna amputada a consecuencia del terremoto de 2010, acceder a los pocos hospitales que aún funcionan. Prosper se encuentra en situación de sufrimiento al no poder obtener los medicamentos que necesita para su condición, teniendo que caminar de regreso a su casa con un bastón en una mano y una bolsa con comida en la otra. La dificultad para acceder a atención médica y medicamentos adecuados es una realidad cada vez más común en Haití.
La crisis de salud en Haití se ve agravada por la falta de seguridad, la escasez de suministros médicos y la violencia de las pandillas, que ha obligado a miles de personas a abandonar sus hogares en la capital. La situación afecta directamente a haitianos como Denise Duval y Nadine Prosper, quienes luchan por sobrevivir en medio de la crisis. La ayuda humanitaria se ve obstaculizada por los constantes tiroteos y la imposibilidad de acceder a las zonas más afectadas, lo que dificulta aún más la atención médica a la población necesitada. La violencia y la falta de recursos médicos están generando una situación de emergencia en la salud pública en Haití. Los esfuerzos de organizaciones humanitarias como ALIMA buscan paliar la crisis, pero se enfrentan a dificultades para acceder a las zonas más afectadas y para proveer la asistencia necesaria a una población en extrema vulnerabilidad.
La situación de crisis en Haití refleja la vulnerabilidad de un país que ha sido golpeado por desastres naturales y conflictos internos durante décadas. La falta de infraestructuras de salud adecuadas, la escasez de medicamentos y la inseguridad generalizada hacen que miles de haitianos se vean privados de la atención médica necesaria para sobrevivir. La comunidad internacional debe prestar atención a la situación de emergencia en Haití y brindar apoyo tanto en términos de suministros médicos como en términos de seguridad para garantizar que la población afectada pueda recibir la asistencia necesaria. La crisis actual en Haití es un recordatorio de la fragilidad de un sistema de salud que no puede hacer frente a crisis como la actual, y la solidaridad internacional es crucial para evitar un desastre humanitario en el país caribeño.