Un niño de 8 años falleció en Lehi, Utah, luego de dispararse accidentalmente en la cabeza con el arma que su madre guardaba debajo del asiento del automóvil. El Departamento de Policía de la ciudad informó que el niño murió en el hospital un día después del incidente en un estacionamiento de una gasolinera. La madre estaba dentro de la gasolinera cuando el niño se disparó estando solo en el coche. Un testigo relató que la mujer gritaba que había sido un accidente total. El disparo fue calificado como involuntario y autoinfligido por la Policía, y el niño fue trasladado en helicóptero al hospital, donde finalmente falleció.
En lo que va del año, según datos de Gun Violence Archive, han fallecido 11.515 personas por armas de fuego en Estados Unidos, 166 de ellas niños menores de 11 años. El cirujano general de EE.UU., Vivek Murthy, mencionó que la tasa de mortalidad por armas de fuego en jóvenes estadounidenses es significativamente superior a la de otros países como Canadá, Australia y el Reino Unido. Las heridas por arma de fuego superaron a los accidentes de tráfico como la principal causa de muerte de niños y adolescentes en Estados Unidos durante 2020.
La tragedia ocurrida en Lehi ha puesto en evidencia una vez más el problema de la violencia armada en Estados Unidos, especialmente en lo que respecta a la seguridad de los niños. La madre del niño había guardado el arma debajo del asiento del automóvil, lo que permitió que el niño pudiera acceder a ella y dispararse accidentalmente. Este tipo de incidentes son devastadores y evitables, lo que genera preocupación sobre la cantidad de armas de fuego en manos de personas no capacitadas para manejarlas de manera segura.
Las autoridades recalcan la importancia de mantener las armas de fuego fuera del alcance de los niños y de asegurarse de que estén almacenadas de forma segura en todo momento. La prevención de accidentes con armas de fuego es fundamental para evitar tragedias como la ocurrida en Lehi. La sociedad estadounidense debe abordar el tema de la violencia armada y trabajar en conjunto para implementar medidas que protejan la vida de los ciudadanos, especialmente de los más vulnerables como los niños.
Es necesario tomar medidas más estrictas para regular el acceso a las armas de fuego y para concienciar a la población sobre los peligros y responsabilidades que implica poseer un arma. La tragedia en Lehi es un recordatorio de que la violencia armada no solo afecta a los adultos, sino también a los niños que se ven involucrados en accidentes como este. El debate sobre el control de armas en Estados Unidos sigue siendo un tema vigente y urgente que requiere la atención de las autoridades y la sociedad en su conjunto para prevenir futuras tragedias. Es fundamental trabajar en la implementación de políticas que protejan la vida de todos los estadounidenses, especialmente de los más jóvenes.