El odio es un sentimiento destructivo que surge cuando una persona se siente injustamente tratada, oprimida o aprovechada. Según el doctor Luis Vergés, el odio proviene de un enojo desregulado y es la emoción del combate. A largo plazo, el odio puede ser más perjudicial para la persona que lo experimenta que para su objetivo, ya que puede llevar a la obsesión por la venganza y causar daños mentales y físicos. Vergés también citó la frase de José Mujica, expresidente de Uruguay, quien afirmó que el odio estupidece, indicando la debilitante influencia de este sentimiento en la percepción de la realidad y en la vida emocional de las personas.
Las emociones y sentimientos son elementos esenciales en la vida humana, ya que permiten a las personas reaccionar a su entorno y tomar decisiones. A diferencia de las emociones, que son pasajeras, los sentimientos son estados mentales sostenidos que surgen de la suma de emociones y pensamientos continuos. El odio, en particular, puede llevar a las personas a configurarse para la venganza y a enfermarse a largo plazo. Según Vergés, las emociones como el miedo son necesarias en la vida humana, ya que advierten de peligros y protegen a las personas. Criticó la idea de prohibir a los niños sentir miedo, argumentando que es fundamental para su supervivencia.
Además del miedo, Vergés mencionó la vergüenza y la culpa como formas de sufrimiento psicológico. La vergüenza está relacionada con la percepción de uno mismo, mientras que la culpa se refiere a los actos realizados por una persona. Estos sentimientos pueden ser igualmente destructivos si no se manejan adecuadamente. Las emociones negativas como el enojo son parte de la vida humana, pero es importante aprender a controlarlas y canalizarlas de manera constructiva para evitar consecuencias devastadoras.
En el programa El Día, el doctor Vergés advirtió sobre los efectos desorganizadores del odio en la vida de las personas. El odio puede llevar a la obsesión por dañar a alguien y perturbar la vida cotidiana. A largo plazo, el odio puede causar más daño a la persona que lo experimenta que a su objetivo, ya que puede llevar a la autodestrucción física y mental. Es importante aprender a gestionar las emociones negativas y buscar ayuda profesional si es necesario para evitar que el odio se convierta en un sentimiento destructivo y paralizante en la vida de una persona.