Adele, Beyoncé, Celine Dion, Neil Young, Prince, The Rolling Stones, Rihanna y Queen han expresado su malestar por el uso no autorizado de sus canciones en las campañas electorales de Donald Trump. La revista Billboard ha compilado una lista de artistas agraviados, incluyendo a The White Stripes, quienes demandaron al expresidente por el uso de su canción "Seven Nation Army". Otros medios como Rolling Stone, The Washington Post y The Hollywood Reporter también han elaborado listas similares, destacando el aparente desdén de Trump por los derechos de propiedad intelectual.
La lista de Wikipedia muestra aún más artistas que han protestado por el uso indebido de sus canciones por parte de Trump, incluyendo a ABBA, Village People, Phil Collins, Luciano Pavarotti, Elton John y Leonard Cohen. Músicos como Beyoncé, Foo Fighters y Jack White han reprendido al político por utilizar sus canciones sin permiso. Un juez federal en Atlanta dictaminó que Trump y su equipo deben dejar de usar la canción 'Hold On, I’m Coming' de Isaac Hayes Jr. Los herederos de George Harrison, Prince y Tom Petty también han criticado al expresidente por usar sus temas sin autorización.
Artistas como Adele, Celine Dion, Earth, Wind and Fire, Guns N' Roses, Neil Young, Nickelback, Ozzy Osbourne y Pharrell también han sido afectados por el uso no autorizado de sus canciones en las campañas de Trump. Según Billboard, The Rolling Stones y R.E.M. son dos de las bandas favoritas del expresidente para utilizar sin permiso, habiendo usado varias de sus canciones en eventos presidenciales. La reacción de Rihanna al enterarse de que Trump estaba utilizando su canción "Don’t Stop the Music" fue negativa, afirmando que ni ella ni su equipo estarían cerca de sus eventos.
Queen y Aerosmith también se han opuesto al uso de sus canciones, como "We Are the Champions" y "Dream On" respectivamente, en las campañas de Trump. La falta de respeto por los derechos de propiedad intelectual de los artistas por parte del expresidente ha generado polémica y controversia, llevando a numerosos músicos a expresar su desaprobación. A pesar de las críticas y demandas, Trump continuó utilizando canciones de artistas reconocidos en sus eventos, lo que generó un ambiente de conflicto entre la esfera política y la industria musical.