El precio del petróleo intermedio de Texas (WTI) cerró con una caída del 4,31%, hasta los 65,75 dólares por barril, debido a que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) redujo sus previsiones de demanda para 2024 y 2025. Al finalizar la jornada en la Bolsa Mercantil de Nueva York (Nymex), los contratos de futuros del WTI para entrega en octubre perdieron 2,96 dólares en comparación con la sesión anterior.
La OPEP revisó a la baja sus previsiones sobre el crecimiento de la demanda mundial de petróleo para 2024 y 2025, situándolas en 104,24 millones de barriles diarios (mbd) y 105,99 mbd, respectivamente. Esta reducción está relacionada con la situación de los precios del crudo en mínimos anuales, lo que llevó a la OPEP y sus aliados a posponer el aumento de la producción planificado para octubre.
La rebaja en las previsiones de demanda se debe en parte al debilitamiento del consumo en China, el mayor importador de petróleo a nivel mundial. Existe temor entre los operadores de que la demanda de petróleo en China se vea afectada por el aumento en las ventas de vehículos eléctricos, lo que ha tenido un impacto en los precios del crudo en los últimos meses.
El petróleo de Texas subió un 1,5% anteriormente debido a preocupaciones sobre posibles interrupciones en el suministro provocadas por la tormenta Francine, pero esta preocupación ha pasado a un segundo plano. En lo que va de año, los precios del petróleo han descendido un 7,29%. Por su parte, el petróleo de Brent cayó por debajo de los 70 dólares en el mercado de futuros de Londres por primera vez desde diciembre de 2021, debido a temores de una disminución en la demanda por una desaceleración de la economía mundial.
En otros mercados, los contratos de gas natural para entrega en octubre subieron a 2,23 dólares por mil pies cúbicos, mientras que los contratos de gasolina con vencimiento en el mismo período bajaron a 1,87 dólares por galón. La situación del mercado del petróleo sigue siendo incierta, especialmente debido a la pandemia y a factores como la transición hacia vehículos eléctricos que pueden tener un impacto en la demanda de combustibles fósiles en el futuro.