Un informe de Human Rights Watch destaca la difícil situación de migrantes haitianos y venezolanos en América del Sur, quienes enfrentan problemas para encontrar trabajo, atención médica y educación. La falta de políticas de regularización y de integración en la región está obligando a estas personas vulnerables a buscar asilo en Estados Unidos, realizando un peligroso viaje que incluye cruzar el Tapón del Darién, un tramo de jungla entre Colombia y Panamá. El reporte insta a los gobiernos latinoamericanos a mejorar los programas de protección, conceder estatus legal y eliminar los obstáculos que limitan la integración de los migrantes y refugiados.
En Colombia, Centroamérica y México, miles de venezolanos y haitianos han tenido que atravesar un camino peligroso y difícil para llegar a la frontera estadounidense en busca de asilo. Las políticas de regularización en América del Sur han sido insuficientes, con plazos restrictivos, procedimientos complejos, requisitos de documentación onerosos y retrasos administrativos que dificultan el proceso para los migrantes y solicitantes de asilo. El llamado es a implementar un régimen de protección temporal en toda la región para otorgar un estatus legal a los venezolanos y haitianos por un plazo fijo renovable.
En los últimos 18 meses, más de 700,000 migrantes han cruzado el Tapón del Darién en su camino a Estados Unidos, con un 65% de venezolanos huyendo de la crisis política y económica en su país. La tensión política en Venezuela se ha agravado tras las cuestionadas elecciones presidenciales del 28 de julio, aumentando la migración de personas que buscan una vida mejor en otros países. La falta de seguridad, la represión y el temor a ser arrestados en Venezuela lleva a muchas familias a enfrentarse a decisiones imposibles, como arriesgarse a la violencia, explotación y agresión sexual en su camino hacia el norte.
La preocupación por un aumento del flujo migratorio de venezolanos ha llevado a varios países de la región a buscar medidas para ayudar a los migrantes. Por ejemplo, Brasil ha reconocido a refugiados venezolanos y ha notado un incremento en la migración hacia ese país. En Haití, la inseguridad alimentaria y el control de las pandillas en la capital, Puerto Príncipe, han empujado a miles de personas a emprender el peligroso viaje hacia la frontera estadounidense en busca de una vida mejor para ellos y sus familias.
Los haitianos y venezolanos que viven en América del Sur a menudo enfrentan dificultades para obtener permisos de residencia o acceder a trabajos formales, lo que les dificulta mantener a sus familiares y los impulsa a buscar asilo en Estados Unidos. La desaceleración de las economías sudamericanas tras la pandemia ha empeorado la situación, obligando a muchos migrantes a buscar oportunidades en otros países. La mayoría de los venezolanos que buscan asilo en Estados Unidos han intentado instalarse en países como Perú, Chile, Colombia y Ecuador, antes de tomar la decisión de migrar hacia el norte en busca de una vida mejor.