La muerte de Alberto Fujimori marca el fin de una era en la historia de Perú. Con su fallecimiento a los 86 años, se despide una figura relevante y polémica en la vida peruana de las últimas décadas. Algunos lo admiran por su gestión económica y la lucha contra Sendero Luminoso, mientras que otros lo critican por su autoritarismo y violaciones a los derechos humanos. A pesar de su tiempo en prisión, su legado sigue dividiendo a los peruanos entre fujimoristas y antifujimoristas.
Su sorpresiva victoria en las elecciones de 1990 contra Mario Vargas Llosa lo convirtió en presidente. Fujimori, un ingeniero agrónomo poco conocido hasta entonces, logró llegar al poder con propuestas populistas en medio de una profunda crisis económica en el país. Su gobierno implementó duras medidas de ajuste conocidas como el "fujishock", que incluyeron privatizaciones masivas y recortes de subsidios estatales.
En 1992, Fujimori dio un autogolpe de Estado disolviendo el Congreso y tomando el control del poder judicial. Justificó esta acción por la "obstrucción" del Congreso a sus medidas económicas y de seguridad. En el mismo año, se logró la captura de Abimael Guzmán, líder de Sendero Luminoso, lo que significó un golpe duro para la guerrilla maoísta y el inicio del fin del conflicto armado interno en Perú.
En 1996, Fujimori enfrentó un grave desafío con el asalto a la residencia del embajador de Japón por parte del MRTA, que mantuvo a varios rehenes durante meses. La operación militar para liberar a los rehenes, conocida como Chavín de Huántar, tuvo un costo humano considerable pero fortaleció la imagen de Fujimori como un líder enérgico. Sin embargo, surgieron denuncias de violaciones a los derechos humanos en la operación.
El final de la presidencia de Fujimori llegó en el año 2000 con el escándalo de corrupción de los "vladivideos". Las grabaciones de Vladimiro Montesinos entregando sobornos desataron una ola de indignación en Perú. Fujimori renunció desde Tokio y fue destituido por el Congreso. Montesinos fue detenido y extraditado a Perú, donde cumplió condena. Fujimori estuvo años prófugo hasta ser detenido en Chile en 2007. En 2017 recibió un polémico indulto, que fue reafirmado por el Tribunal Constitucional en 2020.
El legado de Fujimori sigue presente en Perú a través de su familia y del fujimorismo, una facción política que sigue teniendo influencia en la sociedad peruana. Sin embargo, las heridas de las víctimas de los crímenes por los que fue condenado siguen abiertas y difíciles de cerrar. A pesar de las divisiones que generó, la figura de Fujimori seguirá siendo recordada y debatida en la historia de Perú.