El papa Francisco concluyó su visita a Singapur elogiando la armonía interreligiosa del país y destacando la importancia del diálogo constructivo entre personas de diferentes creencias. Durante su estancia, el pontífice argentino presidió un encuentro con jóvenes de diversas tradiciones religiosas presentes en la ciudad-estado, como el islam, el budismo y el cristianismo. En sus palabras, destacó que todas las religiones son un camino para llegar a Dios y que todos somos hijos de Dios, promoviendo la tolerancia y el respeto mutuo.
En su discurso, el papa instó a los jóvenes a asumir riesgos y a estar abiertos a cometer errores en su camino, pero también les recordó la importancia de dialogar con quienes tienen creencias diferentes en lugar de imponer sus propias convicciones de forma rigurosa. Este mensaje de tolerancia y paz interreligiosa fue el eje central de su visita a Singapur, donde animó a la comunidad católica, que representa el 3,5% de la población, a seguir promoviendo la convivencia pacífica en un país diverso en términos religiosos.
Tras su encuentro con los jóvenes de Singapur, el papa Francisco se embarcó en un vuelo de más de 12 horas de regreso a Roma, completando así el viaje más largo y lejano de su pontificado. Durante su estancia en Singapur, el pontífice elogió el desarrollo económico del país y destacó la importancia de tratar a los trabajadores inmigrantes con dignidad y un salario justo. A pesar de no abordar temas polémicos como la pena de muerte, que el papa ha cuestionado en otros países, mantuvo un mensaje positivo y constructivo durante su visita.
En Singapur, donde los budistas representan el 31% de la población, los cristianos el 19% y los musulmanes el 15%, el papa Francisco enfatizó la importancia de la convivencia interreligiosa y el respeto mutuo entre diferentes comunidades de fe. Su visita se centró en promover la tolerancia y el diálogo entre personas de diferentes creencias, destacando que todas las religiones pueden ser un camino válido para llegar a Dios. La diversidad religiosa de Singapur sirvió como escenario para transmitir un mensaje de paz y unidad en un mundo cada vez más marcado por la división y el conflicto.
El papa Francisco evitó abordar temas controvertidos durante su visita a Singapur, como la pena de muerte, que ha condenado en otras ocasiones. Aunque la Iglesia Católica se opone a la pena capital en todos los países donde se aplica, el pontífice decidió no mencionar el tema en esta ocasión, quizás como muestra de respeto hacia sus anfitriones. Su visita se enmarcó en un contexto de cordialidad y diálogo, en un país donde la diversidad religiosa es un pilar de su sociedad y donde la convivencia pacífica es un objetivo compartido por todas las comunidades de fe presentes en Singapur.
En resumen, la visita del papa Francisco a Singapur se caracterizó por un mensaje de paz, tolerancia y diálogo interreligioso, destacando la importancia de la convivencia armoniosa entre personas de diferentes creencias. A través de encuentros con jóvenes de diversas tradiciones religiosas, el pontífice promovió la idea de que todas las religiones pueden ser un camino válido para llegar a Dios y de que todos somos hijos de Dios. Su visita a Singapur culminó con un llamado a tratar a los trabajadores inmigrantes con dignidad y justicia, en un gesto de solidaridad y respeto hacia los más vulnerables en la sociedad.