Arismendi Díaz Santana aboga por la multiplicación de las pensiones solidarias, la ampliación de programas sociales para envejecientes y la disponibilidad de seguro de salud para todos los pensionados. Según el Conape, es necesario contar con un hogar de ancianos en cada municipio para mejorar la calidad de vida de los envejecientes, pero el país solo cuenta con unos pocos asilos y asociaciones de ayuda a la tercera edad sin fines de lucro.
Díaz Santana señala la importancia de una mayor asignación presupuestaria y donaciones para mejorar los servicios a los envejecientes. Destaca que el gasto social en el país es bajo en comparación con el promedio de América Latina, lo cual no coincide con el crecimiento económico nacional. Asimismo, se necesita más personal calificado, como geriatras, psicólogos y otros especialistas en la tercera edad, así como programas sociales de entretenimiento y educación.
El proceso de envejecimiento en la República Dominicana es constante, con un incremento en el número de personas mayores de 60 años en las últimas dos décadas. Estas cifras tienen importantes implicaciones económicas, políticas y para la seguridad social. La Ley de Seguridad Social incluye servicios y prestaciones para la tercera edad, pero muchas reformas y programas sociales aún no se han implementado adecuadamente en el país.
La pirámide demográfica dominicana está cambiando gradualmente debido a una mayor educación y una reducción en la natalidad. La población envejece y se expande en la cúspide, lo que ofrece desafíos y oportunidades para la sociedad. Díaz Santana destaca la subvaloración de los envejecientes en la cultura occidentalizada del país, en contraste con el profundo respeto por los mayores en culturas indígenas como la Maya, Azteca e Inca.
La Ley de Seguridad Social y otros programas ofrecen beneficios para los envejecientes en la República Dominicana, incluyendo acceso a prestaciones sociales, programas de orientación y terapia ocupacional, entre otros. Los adultos mayores tienen derecho a vivir con dignidad, sin explotación ni maltrato, y a acceder a alimentos y cuidados de acuerdo a su estado físico y de salud. Es fundamental mejorar la atención y servicios para la tercera edad en el país.