Los haitianos residentes en Santo Domingo, a pocos cientos de kilómetros de su país en crisis, confían en la providencia más que en la clase política o la comunidad internacional para superar la difícil situación. Muchos de ellos desean regresar a Haití, pero se sienten atrapados por la situación actual. La violencia de las bandas armadas ha llevado a muchos a huir de las ciudades y refugiarse en zonas rurales, donde se sienten más seguros. A pesar de todo, mantienen la fe en Dios para que les ayude a salir adelante.
La falta de esperanza se hace evidente entre los haitianos en República Dominicana, quienes ven con preocupación cómo la situación en su país empeora cada día. La falta de acciones concretas por parte de la comunidad internacional, especialmente de la ONU, para restablecer el orden público y la paz en Haití ha llevado a que muchos pierdan la fe en una pronta solución. La presencia de pandillas armadas que controlan gran parte de las ciudades ha generado un clima de temor que dificulta la vida cotidiana de la población.
La instalación del Consejo Presidencial de Transición en Haití plantea una posible solución a largo plazo, pero la incertidumbre y la desconfianza en las instituciones políticas del país generan dudas sobre su efectividad. Mientras las pandillas sigan actuando con impunidad, es difícil imaginar un futuro estable y pacífico en Haití. La necesidad de una intervención internacional para desarticular las bandas y restablecer el orden se hace cada vez más evidente.
La falta de confianza en la clase política haitiana es generalizada entre la población, que percibe que los dirigentes buscan el poder por encima de los intereses del país y de la población. La experiencia pasada con intervenciones internacionales en el país ha dejado un sabor amargo entre los haitianos, que prefieren buscar soluciones internas a sus problemas en lugar de depender de fuerzas extranjeras. La colaboración entre la policía y la sociedad civil se presenta como una posible alternativa para enfrentar a las pandillas armadas.
La doble angustia que viven muchos haitianos en República Dominicana, con la preocupación por sus allegados en su país natal y el temor a ser deportados, agrava aún más su situación. La política migratoria del Gobierno dominicano ha sido criticada por su carácter racista y violatorio de los derechos humanos, especialmente en medio de la crisis que enfrenta Haití. Las deportaciones forzadas solo empeoran la precariedad en la que viven muchos haitianos, que dependen de las remesas enviadas por la diáspora para subsistir.
En medio de la incertidumbre y la desesperanza, los haitianos en República Dominicana buscan sobrevivir y mantener la fe en que las cosas mejorarán en algún momento. La solidaridad y la colaboración entre la comunidad haitiana en el extranjero se convierten en pilares fundamentales para afrontar la difícil situación en la que se encuentran. Mientras tanto, la espera por soluciones concretas y efectivas para la crisis en Haití continúa, con la esperanza de que la paz y la estabilidad regresen al país en algún momento.