En el Líbano, una serie de explosiones simultáneas causaron al menos 32 muertos y más de 3,200 heridos en solo 24 horas, siendo la segunda oleada de ataques en dos días. Las detonaciones se produjeron en dispositivos inalámbricos de comunicación en diferentes áreas del país, incluyendo el sur, el Valle de la Bekaa y los suburbios de Beirut. Aunque el número de fallecidos fue mayor en esta segunda tanda, la cantidad de heridos fue menor que en la primera ola de ataques, según el Ministerio de Sanidad Pública.
Tras las explosiones, la Cruz Roja libanesa movilizó ambulancias, organizaciones solicitaron donaciones de sangre y el Ejército advirtió contra las aglomeraciones en las zonas afectadas para facilitar la labor de los equipos médicos. La Defensa Civil informó que participaron en la extinción de incendios provocados por las detonaciones de aparatos inalámbricos y lectores de huellas dactilares, con decenas de viviendas y vehículos afectados en diferentes provincias del país.
En la provincia meridional de Nabatieh, hubo incendios en 60 viviendas y establecimientos, así como en vehículos, motocicletas y otras áreas del Líbano. En los suburbios de Beirut, testigos presenciaron un incendio de baja intensidad en un vehículo y medidas de seguridad intensificadas en el área. El grupo chií Hizbulá, que acusó a Israel de los ataques y prometió venganza, aún no se ha pronunciado sobre las últimas deflagraciones.
El líder de Hizbulá, Hasán Nasrala, se espera que pronuncie un discurso después de los ataques. El martes, mientras el ministro de Salud visitaba hospitales con pacientes ingresados, se produjo una nueva oleada de explosiones, sorprendiendo al país después del ataque anterior. En este contexto de violencia y tensión en el Líbano, las autoridades continúan investigando los incidentes y tratando de contener la situación en el país.