Israel llevó a cabo un ataque aéreo en Beirut, Líbano, el cual dejó al menos 31 muertos, incluidos importantes miembros de Hezbolá. El bombardeo dejó edificios y vehículos destruidos en el suburbio de Dahieh, conocido por ser un bastión de Hezbolá. También se reportaron tres niños entre las víctimas y al menos 66 heridos. El objetivo del ataque era Ibrahim Aqil, comandante de operaciones de Hezbolá, quien estaba planeando un ataque a Israel. Este ataque fue parte de una serie de ataques que Israel aseguró continuarán en el Líbano.
Aqil, uno de los fallecidos en los ataques, había sido jefe de operaciones de Hezbolá desde 2004 y se le consideraba responsable de ataques en Beirut en 1983, en los cuales murieron numerosas personas. Otro comandante de Hezbolá, Ahmed Wahbi, también falleció en los ataques. Los combates en la frontera entre Israel y Líbano han escalado desde que Hamás atacó a Israel desde Gaza, resultando en la muerte de cientos de personas y el desplazamiento de decenas de miles.
Hezbolá ha lanzado cohetes hacia el norte de Israel, lo que ha llevado a una escalada de violencia con la respuesta de las FDI. El líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, ha acusado a Israel de crueldad y de haber declarado la guerra a Líbano. Las Naciones Unidas han condenado los actos como crímenes de guerra y han pedido investigaciones transparentes. La respuesta de Israel ha sido planificar una nueva fase de la guerra concentrándose en el norte del país y la frontera con Líbano.
La escalada de violencia en la región ha sido motivo de preocupación para la comunidad internacional, con llamados a la moderación y un alto el fuego inmediato. Estados Unidos, Reino Unido y la ONU han instado a ambas partes a buscar una solución pacífica y evitar una mayor escalada del conflicto. Las tensiones entre Israel, Hezbolá e Irán han llevado a una crisis en la región, poniendo en peligro la seguridad y la vida de civiles en Líbano e Israel.
La situación en la frontera entre Líbano e Israel se complica con cada nuevo ataque y contraataque, dejando un rastro de muerte y destrucción. Hezbolá continúa sus ataques en apoyo a Hamás, mientras Israel busca garantizar la seguridad de sus ciudadanos en la frontera norte. La escalada de violencia en la región plantea un grave riesgo para la estabilidad en Oriente Medio, con posibles consecuencias devastadoras para la población civil y la seguridad regional. La complejidad del conflicto requiere de un enfoque diplomático y de cooperación internacional para evitar un mayor derramamiento de sangre y sufrimiento.