La partera Siro Devi se reencuentra con Monica Thatte, a quien ayudó a nacer en su ciudad natal en la India. La emoción se desencadena por la historia dolorosa que involucra a parteras presionadas para matar a niñas recién nacidas. En la década en la que nació Monica, Siro y otras parteras indias admitieron haber matado a bebés, debido a la presión de familias poderosas que preferían hijos varones por razones económicas y culturales. Las parteras se enfrentaban a amenazas si se negaban a obedecer órdenes de este tipo.
La partería en la India rural está arraigada en la tradición y la pobreza. Las parteras pertenecían a castas inferiores, transmitían el oficio de generación en generación y se veían obligadas a cumplir órdenes de familias poderosas. El infanticidio de niñas era común, ya que el nacimiento de una niña se veía como una carga económica debido a la costumbre de la dote. La preferencia por los hijos varones se refleja en las cifras nacionales, con una proporción desigual de hombres y mujeres en el país.
En los años 90, algunas parteras empezaron a resistirse a matar a bebés gracias a la labor de Anila Kumari, una trabajadora social que abordó las causas profundas de estas muertes. Anila cuestionó a las parteras sobre si harían lo mismo a sus propias hijas, lo que desencadenó un cambio de actitud. Las parteras comenzaron a salvar a niñas recién nacidas de familias que querían matarlas. Monica, una de estas niñas rescatadas, pudo vivir una vida feliz gracias a su adopción por una familia amorosa.
A pesar de que los casos de infanticidio han disminuido, el prejuicio contra las niñas persiste en la sociedad india. El aborto selectivo por sexo sigue siendo común, a pesar de ser ilegal desde 1994. Durante el parto, las canciones tradicionales reflejan la preferencia por los hijos varones. Aunque el infanticidio femenino se ha reducido, el abandono de niñas continúa siendo un problema. Monica se enfrentó a esta realidad al visitar una bebé abandonada en un centro de adopción en Bihar.
La historia de Monica y otras niñas rescatadas por las parteras muestra un cambio positivo en la actitud hacia las niñas en la India. A pesar de los desafíos que enfrentan, estas niñas tienen la oportunidad de crecer en un ambiente amoroso y reciben una segunda oportunidad en la vida. El trabajo de Anila y las parteras ha marcado una diferencia en la protección de las niñas recién nacidas en comunidades rurales. La transformación de actitudes y prácticas culturales demuestra que, incluso ante verdades incómodas, hay esperanza para un futuro más igualitario y justo.