El experto en relaciones internacionales, Iván Gatón, reveló este lunes un creciente temor en Washington sobre la posible presencia de Hezbolá o sus miembros en Haití, impulsado por el notable crecimiento del Islam en el país caribeño. Gatón explicó que el Islam ha encontrado un espacio masivo en Haití debido a su práctica de la solidaridad a través del zakat, donde aquellos haitianos que no reciben ayuda económica pueden recibir alimentación y educación religiosa. Hezbolá es una organización política y militar chiita con sede en Líbano, fundada en respuesta a la invasión israelí en la década de 1980 y apoyada por Irán y Siria, que ha crecido como una fuerza militar y política influyente en el Líbano.
La llegada del presidente de Kenia, William Ruto, a Haití para contener a las pandillas que afectan al país caribeño fue considerada positiva por Gatón, quien señaló que la misión militar es necesaria para mantener el monopolio de la violencia en manos del Estado. Sin embargo, destacó que el problema de Haití va más allá de la seguridad y se debe a la falta de un proyecto político y económico coherente en el país. La comunidad internacional ha mostrado frustración ante la falta de avances en proyectos esenciales en Haití, como hospitales, y la incapacidad del país para proporcionar identidad a gran parte de su población.
Kenia fue la primera nación en enviar fuerzas como parte de un esfuerzo internacional liderado por la ONU para apoyar a Haití, que enfrenta conflictos y agitación política desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021. La visita del presidente Luis Abinader a la ONU para participar en la 79 Asamblea General también generó comentarios de Gatón, quien atribuyó la falta de atención hacia Haití por parte de la comunidad internacional al caos generado por el mundo multipolar. Según Gatón, la crisis en Haití no se resolverá con un simple cambio de gobierno, sino que requiere un enfoque a largo plazo para abordar problemas estructurales del Estado.
Gatón destacó que Haiti no tiene un papel significativo en el contexto actual de cambio mundial, donde regiones como Ucrania y el Medio Oriente acaparan la atención de las potencias internacionales. Para él, la solución a la crisis en Haití implica un compromiso de la élite política y económica en un proyecto de reconstrucción a largo plazo, que podría abarcar entre 40 y 50 años. La falta de estabilidad en Haití ha generado problemas más allá de sus fronteras, como la migración haitiana que afecta a países vecinos como República Dominicana y otros. La comunidad internacional debe considerar la importancia de abordar la crisis en Haití de manera integral y sostenible para evitar repercusiones mayores en la región.
En resumen, la presencia de Hezbolá en Haití y el crecimiento del Islam en el país han generado preocupaciones en Washington, mientras que la visita de líderes internacionales como el presidente de Kenia y de República Dominicana ha destacado la necesidad de atender la crisis en Haití de manera integral a largo plazo. La falta de un proyecto político y económico coherente en Haití, sumado al desinterés de la comunidad internacional debido al caos global, ha complicado la resolución de los problemas estructurales del Estado. Es necesario un compromiso a largo plazo de la élite política y económica para reconstruir Haití y evitar que la crisis se prolongue y afecte a países vecinos.