El 25 de septiembre de 1963, se produjo un golpe de Estado en la República Dominicana que derrocó al presidente Juan Bosch, líder del Partido Revolucionario Dominicano, apenas siete meses después de su toma de posesión. Este hecho marcó el fin del primer gobierno democrático en más de seis décadas y desencadenó una etapa de inestabilidad y conflicto en el país. Bosch era conocido por su enfoque progresista y socialdemócrata, con reformas orientadas a transformar la nación desde sus cimientos, incluyendo medidas como la transparencia gubernamental, la redistribución de tierras y la defensa de los derechos laborales.
Las iniciativas de Bosch también se centraban en la educación y la limitación del poder de sectores oligárquicos y militares, lo que generó conflictos con estos grupos. Antes de ser exiliado, Bosch escribió una carta donde reafirmaba sus principios de justicia social y democracia, destacando su compromiso con la transparencia y los derechos humanos. En dicha carta, Bosch afirmaba su postura en contra de los privilegios, el robo, la persecución y la tortura, así como su creencia en la libertad y la dignidad del pueblo dominicano.
El presidente depuesto también defendió la importancia de la libertad y el respeto al orden público, destacando su tolerancia hacia las críticas pero su firmeza ante acciones como persecuciones, crímenes, torturas y robos. Bosch hizo un llamado al pueblo para proteger la democracia, recordando que a pesar de cualquier adversidad, el pueblo debía defender la dignidad democrática. Su mensaje final resaltó la importancia de seguir la voluntad del pueblo y de luchar por la democracia en la República Dominicana.
El golpe de Estado contra Bosch fue ejecutado por un grupo de militares liderados por el coronel Elías Wessin y Wessin, con el apoyo de sectores conservadores, bajo el pretexto de una supuesta infiltración comunista en un contexto de Guerra Fría y la influencia de la Revolución Cubana. Esta acción interrumpió la democracia emergente en el país y desencadenó una era de inestabilidad que culminó en la Revolución de Abril de 1965, un levantamiento cívico-militar para el retorno de Bosch al poder y que terminó con la intervención militar de Estados Unidos.
A pesar de su breve mandato, Juan Bosch sigue siendo recordado como un símbolo de la lucha por los derechos del pueblo dominicano y su legado perdura en la historia del país. Su gobierno marcó un antes y un después en la búsqueda de justicia social y democracia en la República Dominicana, siendo un referente importante en la historia política del país y un ejemplo de compromiso con la transparencia, la justicia social y los derechos humanos. A más de seis décadas del golpe de Estado, el legado de Juan Bosch sigue siendo relevante en la memoria colectiva del pueblo dominicano.