El doctor Aaron Ray Dallman, profesor de terapia ocupacional en la Universidad de Rutgers, ha llevado a cabo un estudio que desafía la percepción común sobre el autismo. Según su investigación publicada en la revista American Journal of Occupational Therapy, muchos adultos autistas son capaces de identificar y describir con detalle sus emociones de manera colorida y vivida, contradiciendo así investigaciones anteriores que sugerían lo contrario.
En un estudio previo realizado en 2016 por la Sociedad Nacional del Autismo del Reino Unido, se concluyó que las personas autistas experimentan respuestas fisiológicas similares a las de las personas no autistas ante ciertos estímulos, pero presentan una atenuación en su expresión emocional al describir sus sentimientos. Se asume también en la literatura científica que las personas con autismo tienen dificultades en la empatía cognitiva, lo que dificulta su capacidad para interpretar las emociones de los demás.
El enfoque de Dallman se centra en comprender la experiencia emocional compleja de los adultos autistas para poder diseñar estrategias terapéuticas más efectivas y abordar el autismo de manera adecuada. A través de entrevistas grupales por videoconferencia con adultos autistas, el investigador exploró cómo describen sus emociones y cómo interactúan con los demás, identificando posibles estrategias para superar la brecha emocional entre los autistas y los no autistas.
Los participantes en el estudio señalaron que las palabras tradicionales para describir emociones no capturan adecuadamente su experiencia emocional compleja. Sus descripciones incluyen un lenguaje dinámico que combina palabras emocionales con sensaciones físicas, especialmente en el estómago. También destacaron la dificultad en el contacto afectivo con personas no autistas, especialmente cuando estas malinterpretan sus expresiones emocionales, lo que puede llevar a confusiones y desafíos en la comunicación.
Según Dallman, las personas autistas tienen una forma diferente de etiquetar y definir la relación entre las emociones y su expresión corporal, lo que puede llevar a confusiones con terapeutas o personas no autistas. Por ejemplo, una sonrisa no siempre significa felicidad, y el contacto visual puede ser experimentado de manera negativa por las personas autistas. El uso de técnicas de estimulación para regular las emociones también puede ser malinterpretado por las personas no autistas.
El trabajo de Dallman ha sido bien recibido por la comunidad autista, quienes han expresado su interés y entusiasmo por ver sus experiencias representadas de manera precisa. Esta investigación busca dar voz a las personas autistas y ayudarles a comunicarse de manera efectiva sobre sus emociones y experiencias, contribuyendo a una mayor comprensión y aceptación de la neurodiversidad en la sociedad.