El balance del atentado del martes en una estación de tranvía de Tel Aviv aumentó a siete muertos tras el fallecimiento de una persona herida por los dos palestinos armados. Mientras tanto, Israel enfrentaba el lanzamiento de unos 200 misiles desde Irán. El corresponsal de RFI en Tel Aviv explicó el ambiente en Israel mientras se iniciaba la celebración del año nuevo judío. La noche transcurrió en tranquilidad en zonas como Tel Aviv, Ramat Gan, Rishon Letzion y el conglomerado de Dan. La población se preparaba para las celebraciones de Rosh Hashaná.
A pesar de la tensión, la población de Israel se unía para celebrar el año nuevo judío mientras el balance del atentado en Tel Aviv seguía aumentando. Irán prometió nuevos ataques solo después de la represalia anunciada por Israel, sin embargo, se esperaba que Israel evitara contraatacar durante la fiesta para evitar una reacción iraní. Mientras tanto, Hezbolá continuaba lanzando misiles hacia el norte de Israel, intensificando los disparos desde la mañana.
En la Alta Galilea, las instrucciones eran permanecer en los cuartos seguros debido a la amenaza constante de ataques. La sociedad israelí, dividida en otros momentos, se unía en tiempos de crisis como estos. Israel se encontraba al borde de verse involucrada en una guerra regional de grandes dimensiones y consecuencias inimaginables. La guerra había comenzado un año antes, declarada por Hamas con un ataque desde Gaza seguido por Hezbolá desde el Líbano, forzando a Israel a abrir otro frente.
La guerra en curso, que ya había durado mucho tiempo, no mostraba señales de terminar. Analistas políticos y críticos del gobierno cuestionaban la falta de una estrategia clara del Primer Ministro Netanyahu sobre qué lograr y cómo lograrlo. Todavía había 101 israelíes secuestrados, con pocas expectativas de negociaciones de una tregua y el regreso de los rehenes. La incertidumbre y la inestabilidad reinaban en la región debido a los conflictos en curso y la amenaza constante de nuevos ataques.