El huracán Milton azotó Florida y provocó la formación de múltiples tornados en todo el estado, con más de 100 advertencias emitidas y al menos 4 muertos reportados. La presencia de estos fenómenos se vio potenciada por las condiciones meteorológicas propicias.
Los tornados no suelen ser la primera preocupación al pronosticar un huracán, ya que se asocian más comúnmente con tormentas eléctricas. Aun así, son un peligro mortal cuando ocurren en áreas altamente pobladas, como en el caso de Florida con el huracán Milton.
Son difíciles de predecir y pueden formarse de manera impredecible, pero su potencial destructivo es considerable. Se han registrado tornados en las bandas de lluvia externas de huracanes anteriores, como Helene en Georgia hace quince días.
Los tornados se forman con la combinación de aire cálido y húmedo que asciende y se encuentra con aire frío y seco en la atmósfera superior. Esto desencadena la formación de una nube de tormenta que, con la rotación del viento, puede generar un embudo visible que cae al suelo.
La Escala de Fujita se utiliza para clasificar la potencia de un tornado, desde niveles más débiles hasta los más extremos, como el F5 que puede alcanzar velocidades de hasta 511 km/h y causar daños graves a su paso.
Los tornados suelen formarse en el cuadrante derecho de una tormenta, donde hay mayor cizalladura del viento e inestabilidad. Aunque pueden ser relativamente débiles y de corta duración, representan una amenaza significativa para las áreas afectadas. Los meteorólogos continúan monitoreando la presencia de tornados en conexión con huracanes y otros fenómenos meteorológicos.