Sudán está al borde del colapso después de 17 meses de una brutal guerra civil. El ejército y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) se enfrentan en la capital, Jartum, y zonas cercanas. Las FAR han tomado el control de la mayor parte de Jartum, mientras que el ejército controla Omdurman. La violencia ha obligado a más de 10,5 millones de personas a huir de sus hogares.
La violencia sexual se ha convertido en una característica definitoria del conflicto en Sudán. La violación se utiliza como un arma de guerra, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Grupos armados locales y combatientes de países vecinos también se han involucrado en el conflicto. La ONU ha documentado casos de violación y amenazas de violación, con las FAR y sus milicias aliadas siendo responsables de violencia sexual a gran escala.
En el mercado del cruce, llamado Souk al Har, las mujeres comparten historias de horror. Miriam huyó de Dar es Salaam para refugiarse con su hermano y evitar que sus hijas fueran violadas por las FAR. Fatima relata cómo una joven de 15 años fue violada por soldados de las FAR junto con su hermana de 17 años. Las mujeres se preparan para regresar a sus hogares controlados por las FAR debido a la pobreza y la falta de opciones.
Los relatos de agresión sexual son numerosos y consistentes en Sudán. Las FAR han declarado que han tomado medidas para prevenir la violencia sexual y otras violaciones de derechos humanos. Sin embargo, los testimonios de las víctimas indican lo contrario. La brutalidad y el sufrimiento impuesto a la población civil han llevado a una crisis humanitaria masiva en el país.
Las mujeres en Sudán claman por ayuda y justicia ante la violencia y la violación que han sufrido. La falta de protección y el abuso de las fuerzas armadas han dejado a la población vulnerable y desprotegida. A pesar de la desesperación y el horror, las mujeres continúan luchando por sobrevivir y proteger a sus familias en medio del conflicto. El mundo ha sido llamado a actuar y detener la violencia que ha devastado a Sudán.
La guerra en Sudán ha dejado un rastro de destrucción y desolación. Los relatos de violencia extrema, saqueo y brutalidad han llegado a oídos de la comunidad internacional. La comunidad internacional debe tomar medidas para detener la violencia y proteger a la población civil vulnerable. La situación en Sudán es urgente y requiere una intervención rápida y eficaz para evitar una mayor escalada de la crisis.