El estudio 'Necesidades y calidad de vida de supervivientes de cáncer de mama' revela que el 73% de las mujeres sobrevivientes temen que un miembro de su familia pueda desarrollar cáncer, mientras que un 67% teme una recaída. Según el investigador Rafael Martínez, el porcentaje de recidivas depende del tipo de cáncer y del momento del diagnóstico, por lo que el miedo persiste a lo largo de los años. Para reducir las posibilidades de recaída, se recomienda ser riguroso con los tratamientos de mantenimiento y las revisiones médicas.
El estudio contó con la participación de 1,293 mujeres diagnosticadas con cáncer de mama que están libres de la enfermedad. Se encontró que el 64% de ellas necesitaba atención psicológica, principalmente por ansiedad y estrés. Además, el 42% requería atención social y el 19% atención sanitaria. Las mujeres sobrevivientes experimentan altibajos emocionales y pueden enfrentar secuelas debido a los efectos secundarios del tratamiento.
Entre los problemas físicos más comunes reportados por las participantes se encuentran el dolor habitual, la fatiga y el deterioro cognitivo persistente. A nivel emocional, gran parte de las mujeres se preocupan por su imagen y apariencia personal, y también enfrentan problemas de sexualidad. Casi un tercio de las participantes ha tenido dificultades económicas, y un 24% ha debido dejar su trabajo debido al cáncer.
El cáncer de mama es el tumor más común en las mujeres a nivel mundial. En España, 35,312 mujeres fueron diagnosticadas con esta enfermedad en 2023. La Asociación Española Contra el Cáncer tiene como objetivo alcanzar una tasa de supervivencia del 70% para 2030, para lo cual la investigación juega un papel crucial. Se han destinado millones de euros a proyectos de investigación para encontrar nuevos fármacos, entender las causas de la metástasis y mejorar la calidad de vida de pacientes y supervivientes.
Es importante destacar que el miedo a la recaída es una preocupación constante para las mujeres sobrevivientes de cáncer de mama. A pesar de los avances en los tratamientos y las revisiones médicas, el riesgo de recurrencia siempre está presente. Además, la repercusión emocional y física de la enfermedad puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de las pacientes, lo que resalta la importancia de una atención integral que aborde no solo el aspecto médico, sino también el psicológico, social y laboral. La investigación en este campo es fundamental para mejorar la supervivencia y la calidad de vida de las afectadas por esta enfermedad.