Fernando Valenzuela, un pitcher zurdo mexicano de los Dodgers de Los Ángeles, falleció a los 63 años en Los Ángeles. Su peculiar movimiento de lanzamiento que producía su característico «screwball» cautivó a los fanáticos del béisbol en 1981 cuando ganó sus primeras ocho aperturas de manera espectacular, con un promedio de carreras limpias de 0.50. Su récord de 13-7 y una efectividad de 2.48 en la temporada le valieron el premio al Novato del Año de la Liga Nacional y el Cy Young, convirtiéndose en el único jugador en ganar ambos premios en el mismo año.
Valenzuela nació en Navojoa, México, en 1960, y creció en Etchohuaquila. Fue descubierto por Mike Brito, cazatalentos de los Dodgers, en 1978 durante un partido de la liga de novatos mexicana en el que ponchó a 12 bateadores. Tras ser descubierto, Valenzuela rápidamente llamó la atención de los Dodgers y comenzó su carrera en las ligas mayores. Su peculiar forma de lanzar y su talento innato lo llevaron al éxito y lo convirtieron en una figura icónica dentro del béisbol.
A lo largo de su carrera, Valenzuela se convirtió en uno de los jugadores más destacados de los Dodgers y dejó una huella imborrable en la historia del béisbol. Ganó el cariño y la admiración de los fanáticos mexicanos y estadounidenses por igual, convirtiéndose en una figura emblemática de la comunidad latina en las ligas mayores. Su legado trascendió las fronteras y su impacto en el béisbol sigue siendo recordado y celebrado por los fanáticos de todo el mundo.
Tras su retiro como jugador, Valenzuela incursionó en el mundo de la transmisión deportiva y se convirtió en un comentarista querido por los fanáticos de los Dodgers. Su carisma y pasión por el béisbol lo hicieron popular entre la audiencia, y su voz se convirtió en un símbolo de la emoción y la nostalgia de los fanáticos que recordaban sus hazañas en el campo. Su amor por el juego y su dedicación a los Dodgers lo convirtieron en una figura emblemática dentro de la organización y un ícono del béisbol.
La noticia de la muerte de Valenzuela en Los Ángeles conmocionó a los fanáticos y a la comunidad del béisbol en general. Su legado como uno de los pitchers más destacados en la historia del béisbol sigue vivo en la memoria de aquellos que lo vieron jugar y lo admiraron por su talento y dedicación al deporte. Su impacto trascendió las fronteras y su influencia se hizo sentir en la comunidad latina y en el mundo del béisbol en general, dejando un legado duradero que seguirá vivo en la historia del deporte.