El papa Francisco aprobó la expulsión de cinco miembros del grupo apostólico Sodalicio de Vida Cristiana (SVC) por abusos sexuales, algunos contra menores, abuso del cargo y contra la administración de los bienes eclesiásticos. La decisión del Papa se basó en las investigaciones realizadas por Charles J. Scicluna, arzobispo de Malta, y Jordi Bartomeu, oficial del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, durante una misión especial llevada a cabo entre julio y agosto del año pasado.
Entre los cinco expulsados, se encuentran el ex asistente de espiritualidad, Jaime Manuel Baertl, y el ex asistente de temporalidades, Juan Carlos Len. También fueron expulsados José Andrés Ambrozic, Ricardo Adolfo Trenemann y el reverendo Luis Antonio Ferroggiaro. Según la Conferencia Episcopal Peruana, los casos incluyen abuso sexual, incluso en menores, además de abuso de poder y autoridad.
El mes anterior, el Papa ya había aprobado la expulsión de 10 miembros del SVC, incluyendo al exsuperior general Eduardo Regal y al arzobispo emérito de Piura, José Antonio Eguren, por abusos físicos con sadismo y abuso de autoridad. Estas decisiones forman parte de los esfuerzos de la Iglesia Católica por abordar y sancionar los abusos dentro de sus filas, especialmente cuando se trata de casos tan graves como los mencionados en el grupo apostólico Sodalicio de Vida Cristiana.
El SVC ha sido objeto de múltiples denuncias de abusos sexuales y de poder durante años, lo que ha generado un profundo escándalo en la Iglesia Católica peruana. La decisión del Papa de expulsar a estos miembros es un paso importante en la búsqueda de justicia y protección de los más vulnerables dentro de la institución religiosa. Se espera que esta medida envíe un mensaje claro de que los abusos no serán tolerados y que se tomarán acciones enérgicas en contra de quienes los perpetren.
La Conferencia Episcopal Peruana destacó que las investigaciones y decisiones tomadas en relación con el SVC han sido realizadas de manera cuidadosa y siguiendo los protocolos establecidos por la Iglesia Católica para casos de abuso. A pesar de las críticas y cuestionamientos que puedan surgir, es importante recordar que la prioridad debe ser siempre proteger a los más vulnerables y garantizar que se haga justicia en cada caso de abuso que se presente dentro de la iglesia.
La expulsión de estos miembros del SVC es un paso significativo hacia la transparencia y la rendición de cuentas en la Iglesia Católica peruana. Se espera que esta decisión marque un precedente para futuros casos de abuso y que contribuya a la creación de un ambiente seguro y protector para todos los fieles, especialmente para los niños y jóvenes que son parte de la comunidad religiosa. La Iglesia continúa trabajando en la erradicación de los abusos y en la protección de los derechos de los más vulnerables en su seno.