En la Sierra de Guadarrama, hace cien años, se realizaban rituales en el Día de Difuntos, mucho antes de que la fiesta de Halloween se popularizara a través de las películas de Hollywood. La tradición de Halloween procede de una celebración celta, llevada a Estados Unidos por emigrantes irlandeses. En España, pueblos celtas como Galicia también conservaron tradiciones del Día de Difuntos. Antiguamente, había dos estaciones del año: verano, de luz y abundancia, y invierno, de oscuridad y escasez. La noche del primer día de noviembre, el “Samhain”, marcaba el inicio del invierno para los celtas.
En algunas aldeas gallegas, las tradiciones celtas se mantuvieron hasta épocas recientes. En la parroquia de Lousame, en La Coruña, Belinda Palacios recuerda cómo eran las celebraciones del “Samhain” durante su infancia en los años setenta y ochenta. Se realizaban sacrificios como ofrendas a los dioses para agradecer la buena cosecha y pedir protección para sobrevivir al invierno. Se recogían las cosechas, se practicaban rituales de sacrificios animales, especialmente de vacas y cabras, cuyas cabezas se colgaban en las casas como protección contra los muertos.
En la víspera del “Samhain”, los niños recorrían la aldea decorada con esqueletos para recibir a los muertos. Debían pasar desapercibidos para no ser llevados al inframundo por espíritus malignos. Se disfrazaban con pieles de animales que también les servían de abrigo durante el invierno. En la cultura celta, la noche del primer día de noviembre era el momento en el que la luz se unía con la oscuridad, la vida con la muerte. Los vivos convivían con los muertos y se realizaban rituales para prepararse para la estación de invierno.
En las tierras celtas, el invierno era una estación de frío, oscuridad y escasez, en contraste con la abundancia y alegría del verano. En el Día de Difuntos se recordaba a los muertos y se realizaban rituales para protegerse de ellos. En España, la celebración del Día de Difuntos también tiene raíces celtas, especialmente en Galicia. Los pueblos celtas dejaron sus tradiciones en distintas regiones, incluyendo España. La tradición de Halloween, popularizada a través del cine de terror, tiene su origen en la fiesta celta de “All Hallows Eve”, víspera de Todos los Santos.
En la Fuente del Bolo, en la década de 1920, se llevaban a cabo rituales en los que se asustaba a las personas con calabazas huecas y velas encendidas. Según el historiador Iñaki López Martín, estos rituales formaban parte de las celebraciones del Día de Difuntos, mucho antes de que Halloween se convirtiera en una fiesta popular. La tradición del “Samhain” marcaba el inicio del invierno para los celtas, con rituales de sacrificios animales y ofrendas a los dioses para pedir protección y agradecer la cosecha.