Investigadores y líderes religiosos han llevado a cabo un experimento de dos meses en una capilla católica en Suiza, donde un avatar de "Jesús" en una pantalla de computadora recibió preguntas de los visitantes sobre fe, moralidad y problemas modernos, ofreciendo respuestas basadas en las Escrituras. La idea era explorar los límites de la confianza humana en una máquina y reconocer la importancia creciente de la inteligencia artificial en la vida humana. El experimento fue en gran medida un éxito, con unos 900 visitantes que participaron en aproximadamente 900 conversaciones anónimas.
El experimento utilizó inteligencia artificial para que el "Jesús IA" pudiera interactuar con los visitantes y proporcionar respuestas a sus preguntas. La mayoría de los visitantes eran cristianos, pero también participaron personas de otras religiones o sin afiliación religiosa. Temas como el amor, la guerra, el sufrimiento, la soledad, la existencia de Dios, entre otros, fueron abordados durante las conversaciones. El proyecto tuvo como objetivo hacer reflexionar a las personas sobre la intersección entre lo digital y lo divino.
El uso de inteligencia artificial en la religión plantea preguntas sobre la sustitución de la interacción humana y la privacidad en asuntos personales. Aunque algunos consideran que esta tecnología puede ayudar a las personas a conectarse más profundamente consigo mismas y con el mundo, también existe la preocupación de que pueda alejar a las personas de lo auténtico en la espiritualidad. El proyecto recibió críticas en redes sociales, donde algunos lo consideraron "blasfemo" o la "obra del diablo".
El uso de la inteligencia artificial en la religión ha generado interés y debate en la sociedad, con experiencias similares en otras iglesias y sermones entregados por chatbots. A pesar de la atención mediática que ha recibido el proyecto en Suiza y en otros lugares, los organizadores están reflexionando sobre cómo proceder en el futuro. Se está discutiendo la posibilidad de revivir el proyecto, pero con una reflexión más profunda y considerando todos los aspectos éticos y morales involucrados.
La tecnología utilizada en el experimento incluyó un generador de avatares interactivos para producir la voz y el video de una persona real, así como programas de inteligencia artificial para generar respuestas basadas en el aprendizaje automático. Aunque el proyecto fue presentado como un experimento artístico, despierta preguntas sobre el papel de la tecnología en la religión y en la sociedad en general. La Iglesia, desde el Vaticano hasta parroquias locales, está explorando el uso de la inteligencia artificial en la práctica religiosa y la ética de su aplicación.
A pesar de las críticas y el debate generado por el proyecto, los organizadores consideran que fue una experiencia valiosa para hacer reflexionar a las personas sobre la interacción entre lo digital y lo divino. El uso de inteligencia artificial en la religión plantea preguntas importantes sobre la ética, la privacidad y la autenticidad en la espiritualidad. A medida que la tecnología continúa avanzando, es fundamental reflexionar sobre su impacto en la sociedad y en las prácticas religiosas.