El argumento principal de los abogados de Scott durante una audiencia fue que él no era responsable de la planificación de seguridad y vigilancia en un caso específico. Esta defensa se basaba en que Scott no tenía autoridad ni control sobre las decisiones relacionadas con la seguridad en cuestión. Los abogados afirmaron que estas responsabilidades recaían en otras personas dentro de la organización, desvinculando así a Scott de cualquier responsabilidad en el asunto.
Durante la audiencia, los abogados presentaron pruebas y testimonios que respaldaban su argumento de que Scott no estaba involucrado en la planificación de la seguridad en cuestión. Se mencionó que Scott no tenía la capacidad ni la autoridad para dictar medidas de seguridad o supervisar su implementación. Además, se destacó que otras personas dentro de la organización tenían la responsabilidad de tomar decisiones sobre seguridad y vigilancia, lo que exime a Scott de cualquier culpa en el caso.
Los abogados de Scott también argumentaron que él no tenía conocimiento ni participación en la planificación de seguridad que se cuestionaba. Se enfatizó que las decisiones sobre seguridad y vigilancia en este caso específico se tomaron sin la participación ni la aprobación de Scott. Por lo tanto, se argumentó que resultaba injusto responsabilizar a Scott por un aspecto en el que no estaba involucrado y sobre el cual no tenía información.
En respuesta a las acusaciones presentadas contra Scott en relación con la planificación de seguridad y vigilancia, sus abogados se basaron en la falta de evidencia directa que lo incriminara. Se destacó que no se presentaron pruebas concretas que demostraran la participación de Scott en la toma de decisiones relacionadas con la seguridad en cuestión. Además, se argumentó que las acusaciones carecían de fundamento y no se sostenían en base a la falta de pruebas que respaldaran tales afirmaciones.
Finalmente, los abogados de Scott concluyeron que su cliente no era responsable de la planificación de seguridad y vigilancia en el caso en cuestión. Se enfatizó que Scott no tenía autoridad ni control sobre esas decisiones y que otras personas dentro de la organización tenían la responsabilidad de supervisar y tomar medidas de seguridad. En base a la falta de evidencia directa que lo incriminara y a la falta de participación y conocimiento por parte de Scott en el asunto, se argumentó que resultaba injusto responsabilizarlo por un tema en el que no estuvo involucrado.