Los cubanos están experimentando una de las peores emergencias energéticas de los últimos años, con cortes de electricidad parciales e intermitentes que han llevado a algunas protestas menores en La Habana. El gobierno ha suspendido las clases y actividades no vitales hasta el jueves mientras se recupera el sistema energético nacional tras un colapso el viernes. Sin embargo, los servicios básicos como hospitales y el bombeo de agua continúan operando.
En barrios populares como Centro Habana y Santos Suárez, donde no había llegado la electricidad, se reportaron protestas en las madrugadas del fin de semana, con vecinos haciendo sonar cacerolas desde las calles y balcones. El presidente Miguel Díaz-Canel reconoció que la gente está disgustada por la falta de luz, mientras el gobierno advierte contra cualquier acto de desorden público que pueda surgir.
La situación en Cuba es parte de una crisis energética en toda Latinoamérica, que ha sido golpeada por apagones y sequías sin precedentes. A pesar de los esfuerzos para recuperar el sistema energético, muchos cubanos siguen sin electricidad y se enfrentan a dificultades en su vida diaria. Las autoridades han asegurado que los servicios esenciales como hospitales y suministro de agua no se verán afectados.
La falta de energía ha generado malestar entre la población, que se ve afectada por los cortes y la inestabilidad en el suministro eléctrico. Las protestas callejeras en barrios sin electricidad reflejan la frustración de los ciudadanos, que exigen una pronta solución a la crisis. A pesar de las advertencias del gobierno, las manifestaciones continúan en algunas zonas de La Habana.
Ante esta situación, es importante que el gobierno cubano tome medidas urgentes para restablecer el suministro eléctrico de manera estable y garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a este servicio básico. La crisis energética en Cuba es un recordatorio de la importancia de contar con un sistema energético sólido y confiable para el desarrollo y bienestar de la población. Es fundamental que se tomen medidas a largo plazo para prevenir futuras emergencias y garantizar la seguridad energética en el país.