Luis Abinader, el presidente de República Dominicana, ha logrado una contundente reelección sin necesidad de disputar una segunda vuelta. Abinader, un hombre de negocios convertido en político, ha sorprendido a muchos con su triunfo en las elecciones, desafiando las reglas de la gravedad política en América Latina. Se le ha descrito como un político sagaz, ambicioso y combativo, muy diferente a la imagen inicial de sosería que algunos le atribuían. Abinader proviene de una familia política, siendo su padre un político del Partido Revolucionario Dominicano que resistió la dictadura de Rafael Trujillo.
Abinader se unió al Partido Revolucionario Moderno en 2014 y tras varios intentos fallidos, finalmente alcanzó la presidencia en 2020. Durante su mandato, ha enfocado su gobierno en la lucha contra la corrupción, designando una fiscal general que persigue casos relacionados con la administración anterior. A pesar de estar implicado en escándalos relacionados con sociedades offshore en Panamá, su popularidad no ha disminuido. La clase media dominicana, que constituye su base electoral, parece aceptar este tipo de prácticas en las familias ricas del país.
Abinader ha logrado evitar la impopularidad que ha afectado a muchos presidentes y partidos de gobierno en América Latina en años recientes. Su victoria en las elecciones se atribuye en parte a una economía en crecimiento, con una expansión del PIB proyectada en un 5,4% para este año. El presidente también ha sido elogiado por mantener abierto el país al turismo durante la pandemia, lo que ha contribuido a la recuperación económica. Sin embargo, también enfrenta desafíos como la inflación y la inseguridad pública, que son preocupaciones importantes para los dominicanos.
Abinader ha logrado mantener la unidad en su partido y enfrentar la división en la oposición, lo que le ha permitido consolidar su poder en el gobierno. Su postura frente a la crisis en Haití, con la construcción de una valla fronteriza y el aumento de deportaciones, ha sido bien recibida por muchos votantes. Para su segundo mandato, Abinader planea reformas constitucionales para fortalecer instituciones como el Ministerio Público y busca un nuevo acuerdo con otros partidos. A pesar de haber sido inicialmente comparado con una "tayota" insípida, Abinader ha demostrado ser un líder político astuto y ambicioso que ha sabido adaptarse y aprender de su experiencia en el poder.