En la región sur de Brasil, se ha producido una de las mayores tragedias climáticas del país debido a las catastróficas inundaciones que han dejado más de cien muertos. El estado más afectado es Rio Grande do Sul, donde se han reportado 100 fallecidos, 128 desaparecidos y 372 heridos. En total, se registran 101 fallecidos en toda la región sur, incluyendo un óbito en Santa Catarina. La fuerte tempestad asociada a la crisis climática ha provocado graves inundaciones en el 80 % de los municipios de Rio Grande do Sul, entre ellos la capital regional, Porto Alegre.
Las inundaciones han obligado a unas 230.500 personas a abandonar sus hogares en Rio Grande do Sul, con un total de 1,5 millones de damnificados. La falta de agua y luz en muchas zonas, junto con los daños materiales en carreteras, puentes y otras infraestructuras urbanas, han agravado la situación. Los equipos de rescate, apoyados por las Fuerzas Armadas, continúan trabajando en la búsqueda de víctimas y en el rescate de supervivientes aislados, muchos de los cuales se vieron obligados a refugiarse en los tejados de sus casas.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, ha destacado que esta tragedia climática es un aviso para el mundo y una factura que la humanidad está recibiendo del planeta. Mientras tanto, el gobernador de Rio Grande do Sul, Eduardo Leite, ha comparado la situación con una guerra y ha señalado que se trata de una de las peores tragedias climáticas de la historia de Brasil, que podría empeorar con la llegada de un nuevo temporal en la región sur. Esta situación contrasta con las altas temperaturas registradas en Río de Janeiro y São Paulo en los últimos días, superando los 30 grados centígrados, lo cual es inusual para esta época del año.
En medio de esta tragedia, las autoridades y equipos de rescate continúan trabajando para ofrecer ayuda a la población afectada y mitigar los daños causados por las inundaciones. La solidaridad y la colaboración de la sociedad civil y las instituciones en todo el país se hacen visibles en momentos como este, reforzando la importancia de la prevención y la preparación ante desastres naturales. La reconstrucción y la recuperación de las zonas afectadas requerirán un esfuerzo conjunto a largo plazo, con el objetivo de recuperar la normalidad y fortalecer la resiliencia de las comunidades frente a futuros eventos climáticos extremos.