Decenas de buhoneros cercanos a la estación María Montez del Metro de Santo Domingo se enfrentan a la demolición de sus locales como parte de la ampliación de la autopista Duarte. Esta medida ha generado un fuerte descontento entre los comerciantes, quienes han dedicado años de esfuerzo y recursos a sus negocios en la zona. Alejandro Méndez, quien ha trabajado en el área por más de 33 años, expresó su frustración ante la oferta de compensación económica, calificándola de insuficiente. Buhoneros como Bernardina Filpa, con más de tres décadas en la zona, comparten el mismo sentimiento y exigen que se les ofrezca una compensación acorde al valor de sus propiedades.
Los comerciantes expresan su preocupación ante la incertidumbre de quedar desempleados tras ser desalojados de sus locales. Algunos negocios han invertido sumas significativas en mercancías y mejoras, llegando hasta tres millones de pesos, lo que hace que la oferta de compensación sea considerada una burla por parte de los afectados. Además, se quejan de que pese a las demoliciones en curso, no han recibido siquiera una oferta económica. Los buhoneros afirman que la compensación ofrecida por las autoridades no es suficiente para sobrevivir, y temen quedar sin dinero tras ser desalojados.
Los trabajos en el Trébol del 9 contemplan el desalojo completo de los entornos donde permanecen los buhoneros, así como la terminal de autobuses interurbanos, para dar paso a áreas de recreación y paisajismo que sirvan como pulmón verde para la ciudad. Estas áreas están pensadas como exhibidores de la plástica dominicana, con artistas que ya trabajan en obras de arte, además de un peatonal libre de alrededor de 75 metros de longitud. Los afectados se quejan de que la maquinaria llegó sin previo aviso y comenzó las demoliciones, obligándolos a recoger su mercancía rápidamente para que no se echara a perder.
Los comerciantes resaltan que la oferta de compensación económica no se ajusta al valor real de sus propiedades, y temen quedar desempleados tras ser desalojados de sus locales. La falta de empatía por parte de las autoridades ante la situación de los buhoneros ha generado un fuerte descontento y frustración en la comunidad afectada. Esta situación pone en riesgo la estabilidad económica de muchas familias que dependen de estos negocios para subsistir, y la incertidumbre sobre el futuro laboral de los afectados es motivo de preocupación. Los comerciantes exigen una compensación justa y adecuada a la inversión y esfuerzo dedicados a sus negocios durante años.
En medio de la demolición de los locales, los buhoneros se ven obligados a recoger su mercancía con rapidez para evitar pérdidas, mientras expresan su descontento ante la falta de una oferta económica por parte de las autoridades. La situación de los comerciantes en la zona es crítica, ya que muchos han invertido sumas importantes en mercancía y mejoras, lo que hace que la compensación ofrecida sea considerada insuficiente e injusta. La incertidumbre sobre su futuro laboral y la preocupación por quedar desempleados tras ser desalojados de sus locales aumenta la tensión entre los afectados, quienes demandan una solución justa a su situación.