El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ordenó el despliegue de miles de soldados y policías en Apopa, un suburbio obrero de la capital San Salvador, antes de su segunda toma de posesión. Llenó sus redes sociales con fotos del despliegue y anunció una vez más la persecución de delincuentes. Además, se desplegaron decenas de soldados en el centro de la ciudad, donde se llevó a cabo su juramentación. Bukele accedió a su segundo mandato tras ser reelegido con abrumadora mayoría, a pesar de las prohibiciones constitucionales de dos términos presidenciales consecutivos.
En la víspera de la juramentación, la fuerza pública arrestó a tres líderes sociales críticos, incluyendo a José Santos Melara. Durante su primer mandato, Bukele hizo de la seguridad pública su principal enfoque, implementando un régimen de excepción que limita derechos constitucionales. Este régimen se decretó después de la ruptura de un pacto de gobernabilidad con pandillas, lo que contribuyó a una disminución de homicidios en el país.
Las políticas de seguridad implementadas por Bukele obligaron a una transformación de las pandillas MS13 y Barrio 18, reduciendo su actividad en los barrios. Se permitió a líderes de pandillas escapar de la cárcel e incluso salir del país. Estas medidas, junto con otras reformas legales, contribuyeron a la popularidad del presidente, que fue fácilmente reelegido en los últimos comicios. El sábado de su toma de posesión, Bukele estrenará las renovadas instalaciones del Palacio Nacional en San Salvador.
Durante su segundo mandato, Bukele enfrentará desafíos económicos y financieros. A pesar del crecimiento económico postpandemia, la pobreza en El Salvador aumentó durante su primer mandato. La oposición política y la prensa independiente se encuentran amenazadas por restricciones y persecuciones, lo que limita los contrapesos al poder absoluto que Bukele ha logrado en el Estado. La economía y la salud financiera del Estado se presentan como los principales retos a enfrentar.
La reelección de Bukele en El Salvador estuvo acompañada de críticas por irregularidades en las elecciones legislativas, donde se redujo el número de curules en el congreso de forma ilegal. El control absoluto del Estado por parte del presidente, incluyendo los poderes legislativo y judicial, plantea un escenario donde la oposición y la prensa independiente enfrentan dificultades para ejercer contrapesos al poder presidencial. En su segundo mandato, Bukele continuará en un contexto de dominio político y desafíos económicos y de pobreza en el país.